Con solo cuatro años a cuestas Alfredito ya se había topado con un terremoto en el país y una pandemia en el mundo. Sufrió el estrés y el ajetreo de la vida periodística de su mamá que, sin saberlo, ya estaba embarazada mientras cubría en sitio las secuelas del terremoto en Manabí. Luego, en el 2020, mientras visitaba a su familia en Brasil se quedó aislado en ese país durante dos meses hasta que pudo subirse a un vuelo humanitario hacia Ecuador. Pasó dos semanas en un cuarto de hotel en Quito solo con sus padres mientras hacía aislamiento obligatorio por cuestiones sanitarias y, cuando finalmente pudo volver a su casa en Guayaquil, tuvo que postergar su inclusión en el sistema educativo presencial pues todas las escuelas estaban cerradas. Alfredito es uno de los niños de la pandemia. Alfredito es mi hijo.