Independientemente del tiempo que tuvimos junto con ellas, aun si no llegamos a conocerlas, las abuelas nos han dejado regalos permanentes. Unas facciones, un primer o segundo nombre, unas recetas que nadie puede replicar con exactitud.

La investigación de Duncan Green, asesor estratégico sénior de Oxfam, hace énfasis en que las abuelas son un pilar en la ‘economía del cuidado’, citando un artículo de 2023 de The Economist titulado “La era de los abuelos ha llegado”, haciendo alusión a que la relación de abuelos a niños es más alta que antes:

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“Dos tendencias demográficas están haciendo que las ‘nanas’ sean más importantes. Primero, la gente está viviendo más tiempo. La expectativa de vida global ha ido de 51 a 72 desde 1960. Segundo, las familias se están encogiendo. En el mismo periodo, el número de bebés que una mujer tiene en su vida ha ido de 5 a 2,4”.

El aumento de la expectativa de vida y la tendencia a la baja en la natalidad son dos factores que se han encontrado en el siglo XXI. Foto: Shutterstock

Esto, dice Duncan, tiene profundas consecuencias. La evidencia sugiere que a los niños que tienen apoyo de los abuelos les va mejor, y que lo usual es que esto se concentre en las abuelas (las que están más horas en casa).

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Mis abuelos me enseñaron a ser una persona honesta, a mantenerme en el buen camino, a seguir la voluntad de Dios. También me inculcaron la importancia de no dejar los estudios. Aplico estas enseñanzas porque ellos fueron muy estrictos y no me permitían andar en la calle sin rumbo.

Christopher Mero

Las abuelas son, además, “un recurso cultural para la salud y el bienestar de las mujeres y los niños”, según Judi Aubel, especialista en salud comunitaria y desarrollo, directora del proyecto Abuela: Cambio a Través de la Cultura.

Y sí, las abuelas suelen ser mayoría cuando se trata del cuidado. El Estudio del fenómeno de las abuelas y los abuelos cuidadores, de la Universidad Técnica de Ambato (2020), tuvo como muestra a 300 adultos mayores: 236 mujeres y 64 hombres. ¿Cuáles son las labores que ellos asumen? Preparar alimentos (77,33 %), cuidar a los niños cuando están enfermos (49,67 %) y jugar con ellos (34,67 %). ¿Por cuánto tiempo ejercen este rol? Un máximo de doce años.

Abuelas que cuidan y sostienen la economía familiar

Alejandra Delgado, docente investigadora de Ciencia, Sociología y Conocimiento de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), destaca el rol femenino en el cuidado y el sostenimiento emocional de las sociedades, particularmente en las latinoamericanas.

“La migración refuerza este rol fundamental de las abuelas en la economía del cuidado, que finalmente hace posible las otras actividades económicas”. Pero esta expresión no es visibilizada, no en su total dimensión. La abuelita cuidadora es fundamental en el cuidado de la economía de nuestro país, sobre todo en las zonas rurales y urbano-marginales, donde hay procesos migratorios o de otro tipo que requieren el apoyo de estas mujeres que, en palabras de la investigadora, sostienen la economía.

Las abuelas son tradicionalmente agentes de cuidado, transmisoras de identidad y de valores familiares. Foto: Shutterstock

“Para sociedades como las nuestras, siguen siendo muy importantes las abuelas que permiten que los padres y madres puedan tener una vinculación con el mundo laboral, al dedicarse al cuidado de los nietos y nietas. Es un rol que tiene que ver con la asignación social de lo femenino hacia el cuidado”, confirma Delgado.

Además, la presencia de los abuelos permite que las nuevas generaciones accedan a actividades extracurriculares: el juego en el parque por la tarde, el curso de natación, las clases de inglés, el fútbol.

La principal enseñanza que me dejaron mi abuelita Teresa de Jesús Lindao y mi abuelo Antonio Tumbaco fue el valor de la humildad. Desde que tuve uso de razón los vi trabajando: ella lavaba ropa, cocinaba y atendía la casa de unos sobrinos, y él, dedicado a su taller de ebanistería en nuestra casa en el Guasmo. Nunca sintieron vergüenza de sus oficios. Aquello me marcó para siempre, pues para quienes hemos empezado desde abajo, mantener la humildad en cada logro, pero sobre todo sentirse orgulloso de su origen, hacen posible que más cosas bonitas te pasen en la vida. Ahora ya no me acompañan. Por ello, esa misma enseñanza transmito a mis tres hijos. Estoy seguro de que cuando crezcan, sentirán el mismo orgullo que conservo por mis queridos Teté y Papá Toño.

José Tumbaco

La herencia cultural de las abuelas: creencias y ética

¿Cuál es la herencia que recibimos de las abuelas incluso si no llegamos a conocerlas o si las conocimos por un tiempo muy breve?

Tengo pocos recuerdos de mi abuela materna. Era una mujer madrugadora y trabajadora. Ahora, mis padres son abuelos incondicionales que siempre quieren estar presente en todo lo que hacen los niños, son sobreprotectores, siempre quieren lo mejor para los nietos; y les brindan amor incondicional. Son un pilar principal en los niños.

Daniela Shambi

“Hay una fuerte herencia cultural que recibimos de los antepasados y que tiene que ver con los procesos de socialización (formación, dinámicas, valores)”, explica la profesora Delgado. La educación que recibimos de nuestros padres y madres viene heredada de la forma en que las abuelas los criaron”. La acción de las abuelas es crucial en la reconstrucción de los entornos culturales.

Mi abuela paterna y mi abuelo materno fueron pilares en mi vida. De ellos aprendí a ser una persona frontal, honesto y a tenderle la mano a quien más lo necesite. Ellos nunca soltaron mi mano y me enseñaron a luchar frente a las circunstancias y a valerme por mi cuenta. Siempre me decían: ‘Mientras puedas dormir en una cama con la conciencia tranquila y sin hacerle daño a nadie, sabrás que ha valido la pena vivir’.

Richard Arcentales

Las abuelas dan identidad y seguridad, pero no disciplina

Las abuelas aportan elementos básicos en la constitución del ser humano: sentido de identidad, confianza, seguridad. “Generalmente, lo hacen con acciones de cuidado y de protección”, indica la psicóloga clínica Olga Martínez Betancourt. “Todas las familias tenemos una identidad y las abuelas incentivan a que las tradiciones se mantengan”.

Mi abuela María Piedad fue una mujer trabajadora y creyente. Trabajó muy duro para criar sola a cinco hijos, cosía día y noche y jamás dejó de alabar a Dios. Fue la persona que me hizo conocer el amor a Dios, tener fe y esperanza en los tiempos, saber que jamás estás sola, que Dios siempre estará ahí día a día junto a ti. ‘La Piedacita’, como la llamaba su familia, tenía una frase de vida que repetía: ‘Nunca estás sola, Dios siempre va contigo’, y ese mismo lema ahora empleo a diario y en momentos de aflicción.

Gisella Cajas Bejarano

Para Martínez, las abuelas son las que con más fuerza pueden otorgar sentido de pertenencia al grupo familiar y a los individuos. “Este afán de permanecer, de existir, de aferrarse a sus formas habituales transmite información que para los nietos sería desconocida si ellas no existieran”. Esto es algo que ellas hacen incluso mejor que los padres, señala, “porque los papás están en la guerra de no sentirse viejos”, de no quedarse atrás con respecto a sus hijos.

El vínculo abuela-nietos no solo alimenta la infancia, también se convierte en una brújula emocional que orienta en la adultez. Su herencia no se mide en objetos, sino en recuerdos imborrables.

Ella siempre fue cercana a mí y a mis hijos. Era cariñosa y siempre me daba ‘platita de contrabando’. Era un misterio para poner en la mano el dinero. Hacía una chucula espectacular, hablábamos y chismeábamos varios días a la semana.

Denisse Castro

Lo que las abuelas no pueden hacer es ser responsables de la disciplina. Que la abuela viva con los hijos y los nietos no es en sí positivo o negativo, lo que hace la diferencia es que haya reglas claras y que los padres sean quienes críen. “Las abuelas no tienen la tarea de criar. Van a colaborar, como cualquier otra figura de apoyo, pero no deberían encargarse de la crianza”. Martínez explica que la crianza tiene momentos de frustración, por la tensión de poner límites a los hijos, y las abuelas no tienen ese tipo de energía ni tampoco la obligación de hacerlo.

Ser abuelos en el primer cuarto del siglo XXI

Sin embargo, es 2025, y no se puede generalizar la imagen de la abuelita cuidadora. No se envejece del mismo modo en el campo que en la ciudad. Mientras más urbano el contexto, las abuelas pueden descontinuar la tradición de ser cuidadoras, para ganar autonomía al dedicarse a actividades de desarrollo personal.

El envejecimiento se vive de manera distinta, progresiva, con muchos más años de autonomía, productividad y desarrollo personal. Foto: Shutterstock

Además, la forma en que se vive el envejecimiento ha cambiado. “Asistimos a un momento en que la esperanza de vida es mucho más alta que en generaciones anteriores”, indica Delgado. “Hemos visto las últimas tasas del INEC, la natalidad ha descendido, y eso significa que nuestra población está envejeciendo progresivamente. El envejecimiento tiene otras cualidades, características y tipificaciones. Nos invita a pensar que existen varias etapas, en el rango entre los 60 y 68 años hay población muy activa y productiva”.

Una abuela de 90 hoy tiene hijos que también son adultos mayores, pero no están en el mismo momento vital, y no es un dato menor. Como recalca Delgado: “Somos una sociedad que en los próximos 10-15 años va a tener un mayor porcentaje de población adulta y adulta mayor y menos niños y niñas”.

Y si las posibilidades en el envejecimiento han cambiado, también están dando un giro los roles de las abuelas. Hay un sector que ya no está ligado únicamente al cuidado del espacio doméstico. “Son mujeres con una agenda”.

La psicóloga Martínez coincide con que la experiencia del envejecimiento es diferente. “Hay un compromiso de permanecer con una actitud joven. Tanto niños como abuelos colaboran para que esto pase”. Los niños son idóneos para que los abuelos quieran mantenerse con energía y vitalidad. Es una relación de ayuda mutua. (F)