Los especialistas concuerdan en que todos los días hay en la familia situaciones propicias para enseñar temas relativos al sexo a los hijos de cualquier edad. La conversación no tiene que ser técnica, sino formativa, afectiva y natural. Nadie, ni el niño ni el adulto, debería sentirse incómodo.

Con los más pequeños, la hora del baño puede dar lugar a un diálogo sencillo sobre las partes del cuerpo y qué significa ‘privado’. Un embarazo o un nacimiento dan la oportunidad de conversar sobre cómo se concibe y nace un bebé.

Y ver una película o una serie en familia puede ser un buen momento para comentar las interacciones que aparecen en la pantalla, más que taparles los ojos, distraerlos o cambiar apuradamente de canal cuando aparece alguna escena que activa las alertas de los padres.

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No es necesario preparar un discurso. Primero, haga una pequeña investigación –que no sea un interrogatorio–. A través de la plática, averigüe lo que sus hijos ya saben. Actúe con naturalidad, no se escandalice. Si usted se ve incómodo, algunos niños no se atreverán a preguntar, pero otros lo pondrán a prueba. Lo mejor es que le diga al niño que está en libertad de hacer cualquier pregunta. La Academia Americana de Pediatría aconseja:

  • No se burle ni se ría, aunque la pregunta sea cómica. Si usted se ríe, el niño podría sentirse avergonzado.
  • Procure no parecer avergonzado o demasiado serio.
  • Sea breve. Conteste con términos sencillos. Su hijo de cuatro años no necesita mayores detalles.
  • Sea honesto. Use el nombre propio de cada parte del cuerpo.
  • Después de responder, asegúrese: “¿Resolví tu pregunta?”.

Hablar de sexualidad a tiempo

Los chicos están desbordados de información, y los padres que no han tenido una formación suficiente pueden sentirse desorientados y no saber cuándo hablar ni qué decir.

Según el doctor Germánico Zambrano, médico psiquiatra y sexólogo, es imposible aislar a la persona, a la edad que sea, de la sexualidad. Es una faceta, un elemento básico de la personalidad armónica; incide en cómo nos relacionamos con otros para ser responsables de encontrar la propia felicidad.

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Foto: Shutterstock

No estamos hablando de enfocarnos en el aspecto físico o en el aspecto preventivo ni en los peligros, lo negativo, los riesgos”, indicó Zambrano en una charla virtual para el Centro Psicoeducativo Integral Isaac, de Guayaquil. “Con los chicos tenemos que hablar de todo, de lo maravilloso, de lo placentero”, siempre en el marco de la ética y la responsabilidad.

Esto empieza antes de que el niño nace, con las expectativas de la familia, y con los valores y actitudes de la pareja. ¿Qué bromas se hacen con respecto a que sea un ‘varoncito’ o una ‘mujercita’? ¿Se favorece a uno o a otra? ¿Qué tipo de palabras se usan para ‘felicitar’ o ‘compadecer’ a los nuevos padres?

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El ambiente, el contexto que se genera desde el momento en que se forma la pareja y se decide tener hijos, ya sugiere la connotación educativa que en el futuro se empleará con el niño, las primeras palabras y las primeras preguntas.

Más importantes que los contenidos informativos son las actitudes que tenemos como adultos, las cuales vamos a pasar a los niños”, dice Zambrano, y hay que cuestionarse si estas lo formarán para tener un mentalidad positiva frente a la sexualidad, contraria a las asociaciones más frecuentes, de culpa y malicia, que contribuyen a que no se hable del tema o se lo haga a escondidas.

¿Puede la escuela ayudar en esto? El doctor Zambrano cree que sí, los centros educativos pueden dar formación básica, con la supervisión de los padres y su participación en la construcción del currículum. “De que la información va a llegar a los chicos, va a llegar”, y por eso los adultos responsables pueden usarla como un elemento científico, como una vacuna, y darles algo acorde a la realidad antes de que les llegue toda la contaminación”, a través, por ejemplo, de la pornografía. “Usted no va a poder vigilarlos en todo lado, en algún momento les llegarán cosas ultrarraras, y si no les ha dado anticuerpos informativos, va a ser grave para ellos. Tenemos que hablar a tiempo”.

Los aspectos descuidados de la sexualidad: el afecto y el respeto

Las preocupaciones de los padres, dice el médico, son: “A mí no me enseñaron, me siento incómodo, no sé qué decir”. Él sugiere no angustiarse. El niño hará preguntas elementales. Aprenderá anatomía y fisiología en la escuela. A los padres les toca transmitir otro aspecto de la sexualidad, el amor, la ternura, el cariño, el respeto a la pareja y a los demás seres humanos.

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No se trata de citar al niño a una charla en la cual se lo asusta de entrada al decirle: “Vamos a hablar de hombre a hombre”. “El niño”, explica Zambrano, “creerá que van a castigarlo”.

Usted es el principal educador de su hijo. Lo más importante en el campo de la sexualidad lo aprenderá en casa, con el ejemplo. ¿De qué sirve darle una charla magistral, si usted es infiel?

Dr. Germánico Zambrano

Aproveche cualquier oportunidad. Si aparece alguna escena mientras miran la televisión, atrévase a preguntar: “Hijo, ¿qué opinas tú?”. Así sabrá qué ideas tiene preformadas. Entonces usted podrá explicar cómo lo ve usted, y transmitirle sus propios valores. Si está bañando a su niño o niña pequeños, enséñeles sobre la privacidad y la importancia de sus partes íntimas.

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Usted es el principal educador de su hijo. Lo más importante en el campo de la sexualidad lo aprenderá en casa, con el ejemplo. ¿De qué sirve darle una charla magistral, si usted es infiel?”, cuestiona el psiquiatra. “Debe ser algo muy aterrizado a la realidad”.

Y cuando no sepa algo, admítalo y proponga leer o investigar juntos sobre ese punto.

Con los niños se habla de sexo de acuerdo con la edad

Los niños en edad preescolar por lo general se fijan primero en la persona más cercana, mamá. “¿Cómo llegué a tu barriga? ¿Dónde estaba yo antes de llegar a tu barriga? ¿Cómo salí? ¿De dónde vienen los bebés? ¿Por qué las niñas no tienen pene?”.

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De 18 meses a 3 años. Enseñe los los nombres apropiados de cada parte del cuerpo. No invente apodos, pues eso da la idea de que el nombre correcto, especialmente de los genitales, tiene algo de malo. Explíquele sobre las partes privadas (las que cubre el traje de baño).

De 4 a 5 años. Aquí los niños pueden sentir curiosidad sobre sus propios genitales y los de otros pequeños. El interés es normal. De usted depende que aprendan el respeto, qué es correcto y qué no, cuáles son los límites de esa exploración. La curiosidad está bien. Desnudarse y tocar a otros en público, no. Nadie puede tocar las partes privadas de un niño o niña, excepto los médicos, con el permiso y presencia de los padres.

Edad escolar. “¿A qué edad se puede tener un bebé? ¿Qué es la menstruación? ¿Cómo tienen relaciones sexuales dos personas? ¿Por qué a algunos hombres les gustan los hombres?”. Las preguntas son más complejas entre los 5 y 7 años. Las respuestas que usted le dé deben reflejar la sexualidad como un aspecto saludable del ser humano, y transmitir los valores que para su familia sean importantes.

De 8 a 9 años. Los niños ya pueden entender que el sexo es algo que idealmente ocurre entre dos personas que se aman. Saben que papá y mamá se enamoraron. Es buen momento para explicar las diferencias entre romance y atracción, amor y matrimonio.

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A partir de los 9 años, los niños se iniciarán en los cambios que los preparan para la pubertad, y usted es la mejor persona para enseñarles lo que es ser sexualmente responsables.

El diálogo debe continuar con los adolescentes y jóvenes

Este es un tema permanente entre padres e hijos, dice la doctora Nuria Vanegas, médica, sexóloga y terapeuta. “Tiene que ver con el respeto al cuerpo, los genitales, la diferencia entre un género y otro y la preferencia sexual de cada uno”.

Cree un ambiente de confianza. No dé miedo, no amenace ni haga pedidos desorbitantes, como ‘nunca tengas relaciones sexuales con nadie’.

Dra. Nuria Vanegas

Ella también recomienda evitar el uso de sobrenombres para las partes del cuerpo y para aspectos y actos sexuales, aunque parezcan cariñosos, pues evitan tener real conocimiento de lo que se está hablando, y más bien crean distancia entre el niño y los padres.

Pero otro momento temido, dice Vanegas, es hablar con los adolescentes y jóvenes sobre el inicio de algún tipo de actividad sexual. “Lo importante es tomarlo en serio, sin burlarse ni avergonzarse”. Puede admitir en la conversación que para usted es difícil, porque en su tiempo no tuvo esa comunicación con sus propios padres. “Pero asegure que ahora usted quiere hacer las cosas de una mejor forma”.

Sea breve, sea corto, sea honesto. Fíjese en su hijo, ¿se ve incómodo? Pregunte: “¿Te causa molestia lo que estoy diciendo? ¿De qué quisieras saber más?”. Así podrá tener apertura para preguntar también si su hijo ya ha recibido información de alguna otra fuente.

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Cree un ambiente de confianza. “No le dé miedo, no amenace ni haga pedidos desorbitantes, como ‘nunca tengas relaciones sexuales con nadie’, porque eso, a corto o a mediano plazo, crea un trauma”, es lo que recomienda la médica.

¿Cómo puede notar si su hijo o hija está en proceso de iniciar algún tipo de actividad sexual? La doctora Vanegas dice que hay cambios en la conducta, “se nota más sexuado en su forma de vestir, arreglarse y de hablar”. (F)