La implementación de las nuevas tecnologías (NNTT) en el ámbito educativo se ha visto acelerada como consecuencia de la pandemia por COVID-19 y la etapa de confinamiento donde varias instituciones se adaptaron a la escuela en casa. Mientras el ámbito educativo se transformaba, y aunque el acoso a través del mundo virtual no es un fenómeno nuevo, sí surgieron nuevas formas de acoso, así como probablemente una cierta intensificación de los mismos.
Hace algunos años el acoso se vinculaba fundamentalmente al entorno educativo formal: al colegio, el instituto. Sin embargo, con la mayor participación de niños y adolescentes en entornos educativos no formales y la presencia generalizada del entorno virtual, el acoso ya no se circunscribe a un espacio físico concreto y, desafortunadamente, se ha trasladado a los dispositivos móviles. La experta en Prevención y Mediación de Conflictos Educativos de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Noemí García-Sanjuán, asegura que las NNTT no son negativas en sí mismas, al contrario, brindan grandes oportunidades. El problema no son las pantallas, sino en el uso que se les da.
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En los últimos años, han surgido nuevas formas de acoso vinculadas al entorno virtual además del ciberacoso o ciberbullying, como por ejemplo: el grooming, en el que un adulto acosa a un menor; el stalking, que consiste en rastrear la actividad digital de alguien para recabar información que puede ser utilizada para causar un daño; la ciberviolencia de pareja, que también se encuentra en adolescentes y jóvenes; e incluso la sextorsión. Esta última, deriva del fenómeno del sexting, que es una forma de comunicación que no tiene por qué ser negativa en sí misma; el problema viene cuando algunos de los contenidos íntimos compartidos son difundidos a terceros sin el consentimiento de la persona.
Según la experta, el mayor riesgo es no detectar las señales a tiempo. No ser capaces de identificar las señales de alarma deriva en dificultades mayores. Se necesitan protocolos, pero es indispensable que los profesionales sepan cuándo activarlos y cómo acompañar en esos procesos. Los educadores tienen la posibilidad de vincularse tanto con los niños y adolescentes con los que trabajan como con sus familias. Generar una alianza de cuidados es fundamental para poder afrontar cualquier dificultad a lo largo de la infancia, adolescencia y juventud, que son importantes etapas de desarrollo.
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El acoso y el ciberacoso son un desequilibrio de poder que ocurre dentro de una red establecida de relaciones escolares y comunitarias.
Unesco
Con respecto a la detección del acoso escolar, se puede identificar en los niños o adolescentes a través de cambios emocionales como mayor irritabilidad, síntomas de ansiedad e incluso tristeza. En ocasiones se puede observar que se producen cambios cuando están con los dispositivos, presentándose casos donde pueden no dejar a los adultos acceder a ellos. En general, la experta considera que se debe estar atentos a cualquiera de estas señales que no se pueda asociar a algún acontecimiento concreto.
La prevención está muy ligada a retrasar al máximo posible el inicio del manejo de dispositivos móviles por parte de niños o adolescentes. Los padres o apoyos naturales deben transmitir su disponibilidad a niños y adolescentes; estos han de tener la certeza de que hay un adulto protector y alguien a quien recurrir. Esto es necesario y posible no solo en padres o apoyos naturales, sino también en profesores y educadores en general. Hay evidencias de que en aquellos entornos educativos donde los menores sienten que hay un adulto disponible, la prevalencia de los casos de acoso disminuye. No es una cuestión que se transmita únicamente de manera verbal: la actitud y acciones son las que hacen que los niños y adolescentes integren este importante mensaje.
Previniendo y luchando contra el acoso escolar: Los 9 componentes de la educación
Ya en 2020, la Unesco presentó una serie de Recomendaciones del Comité Científico para la prevención y la lucha contra el acoso y el ciberacoso escolar, junto con el Ministerio de Educación, Juventud y Deportes de Francia.
En este informe se propusieron redefinir el acoso y el ciberacoso como “un desequilibrio de poder que ocurre dentro de una red establecida de relaciones escolares y comunitarias, y es favorecido o inhibido por el contexto social e institucional de las escuelas y el sistema educativo”.
El acoso y el ciberacoso, añadieron, son un fenómeno relacional que ocurre dentro de una red de personas. Y pone en evidencia la ausencia de respuestas positivas, eficaces y de cuidado hacia los estudiantes que son objeto de acoso o ciberacoso por parte de pares o de adultos.
Este fenómeno, por lo general, causa daño emocional, social o físico. Y la repetición no solo puede vincularse a la cantidad de veces que ocurren los incidentes de acoso y ciberacoso, sino también con el efecto en que tiene en la persona que puede temer que un evento único se pueda repetir o se vuelva a compartir en redes sociales.
Además, no todos los perpetradores actúan de forma intencional. “Es posible que los estudiantes que participan en el acoso lo hagan como consecuencia de la dinámica de grupo, y no porque quieran herir a el o la estudiante objeto del acoso”.
¿Cómo responder de manera eficaz al acoso y al ciberacoso? Con un enfoque global de la educación, que empieza por:
- Un liderazgo político firme, un marco jurídico y de políticas sólido para abordar el acoso, la violencia escolar y la violencia contra los niños y niñas en general.
- Plan de estudios, aprendizaje y enseñanza para favorecer un ambiente escolar de cuidado (por ejemplo, contra el acoso).
La repetición no solo puede vincularse a la cantidad de veces que ocurren los incidentes de acoso y ciberacoso, sino también con el efecto en que tiene en la persona que puede temer que un evento único se pueda repetir o se vuelva a compartir en redes sociales.
Unesco
- Mecanismos de denuncia para los estudiantes afectados por el acoso, acompañados de servicios de apoyo y derivación.
- Empoderamiento y participación estudiantil.
- Evidencia: monitoreo del acoso escolar y evaluación de las intervenciones.
- Capacitar y apoyar a los docentes para abordar el acoso y para una gestión de aula centrada en los estudiantes y su cuidado.
- Ambiente de seguridad física y psicológica en la escuela y en el aula.
- Participación de todos los actores de la comunidad escolar, incluidos los padres y madres.
- Colaboración y asociación entre el sector de la educación y un rango amplio de sectores e instituciones (otros sectores del Gobierno, oenegés, la academia y plataformas digitales). (F)