Los traumas provocan que la mente trabaje demasiado. El cerebro intenta bloquear partes de un accidente: el rocío del cristal hecho añicos cuando un auto se estrelló con otro, el olor del humo... En ocasiones, las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT) restringen su vida y evitan calles, olores o canciones que les hacen pensar en lo que han vivido. Pero los recuerdos se hacen presentes: en pesadillas, visiones retrospectivas y pensamientos intrusivos.