A la pregunta de cómo deben ir evolucionando las habilidades de lectura y escritura de los niños, la oenegé World Literacy Foundation responde que este es un camino para toda la vida, la base del aprendizaje y la educación, pero también de la interacción social. Le da a cada persona la oportunidad de alcanzar su pleno potencial y de triunfar en la escuela y en cualquier lugar.
Se lo puede dar por sentado, como algo que se aprende de manera automática al tener contacto con la escuela o con materiales escritos. Pero en el mundo, 750 millones de personas son analfabetas, lo cual va más allá de conocer las letras: no pueden entender la etiqueta de un frasco de medicinas, llenar un formulario para aplicar a un trabajo, entender un mapa o hacer trámites en el banco. Dependen de otros.
750 millones de adultos, dos tercios de ellos mujeres, carecen de destrezas básicas de lectura y escritura.
World Literacy Foundation
A esto, la Unesco le llama analfabetismo funcional: leer mecánicamente, sin poder usar la lectura a nuestro favor en la vida cotidiana ni realizar tareas que requieran comprensión lectora o expresión escrita.
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Informe Ser Estudiante: en Ecuador aún no se recupera el nivel mínimo
En Ecuador, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval) maneja a través del informe Ser Estudiante los datos más relevantes de los niveles de lectura y escritura de los estudiantes en cuatro subniveles: elemental (hasta los 8 años), media (11 años), superior (14 años) y bachillerato (17 años).
Ser Estudiante tiene una muestra anual de 36.078 estudiantes de 1.084 instituciones educativas, en los campos de matemáticas, ciencias naturales, ciencias sociales y lengua y literatura, y se miden los niveles de logro sobre un total de 1.000 puntos, con un mínimo de competencia de 700, considerado el umbral de conocimientos, habilidades y capacidades esenciales.
Una de las conclusiones en el área de lengua y literatura (donde están las evaluaciones de lectura y escritura) es que antes de la pandemia (2020), algunos grupos y regiones se acercaban o llegaban a ese mínimo. Pero desde entonces hubo una marcada caída, y actualmente hay una ligera recuperación, pero aún no se alcanza la puntuación prepandemia (tampoco en matemáticas, física, química, biología e historia).
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Los resultados nacionales muestran que en los estudiantes de educación elemental hay un promedio de 689 puntos, en los de media 678, en superior 693 y en bachillerato 666. “La tendencia es a mejorar”, señala un vocero del Ineval. El patrón común a todos los niveles de educación es que no se llega a los 700. “Estamos por debajo del nivel mínimo de competencia en todos los subniveles, en elemental, medio, superior y bachillerato”.
¿Cuáles son los criterios para medir el logro en lengua y literatura? Insuficiente, elemental, satisfactorio y excelente. En 2024, en los cuatro subniveles, la mayoría de los alumnos tiene un desempeño elemental, es decir: “Posee la noción de las destrezas previstas en el subnivel educativo, pero no las domina” (Políticas transformadoras, Ineval, 2024). Es más marcado en el bachillerato (69,8 %).
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Seis de cada 10 niños y adolescentes no están aprendiendo lo mínimo en lectura y matemáticas.
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¿Hay diferencias entre la educación pública y privada? Sí, de hecho hay distancias –no abismales– en el desempeño en establecimientos fiscales, fiscomisionales, municipales y particulares. Estos últimos lograron superar los 700 puntos en tres de los niveles (menos en el bachillerato).
Libertad lectora, la mejor estrategia en el hogar y en la escuela
Para Verenice Engracia, directora de jardín y escuela de Copol, las habilidades de lectura y escritura son más que herramientas para la escolaridad, son parte de un proceso afectivo y social que se inicia en el hogar. “El niño desde que nace tiene una intención comunicativa, y es a partir de las palabras dichas y actuadas por los adultos que va fomentando este amor por la comunicación. Los recuerdos del cuento que se narra en familia tienen mayor importancia que lo que podríamos hacer los profesores en las escuelas”, indica.
Los cuentos ofrecen argumentos para enfrentar situaciones del mundo: frustración, amistad, relaciones con los otros. “La lectura debe ser el elemento que viabiliza las buenas relaciones sociales, el desarrollo del pensamiento crítico”.
En cuanto a las competencias lectoras dentro del proceso curricular en una escuela, usarlas como un instrumento mecánico o una tarea es uno de los errores que llevan a la muerte del gusto por la lectura, opina.
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Es necesario que la escuela abra espacios que liberen al niño a leer por su cuenta, por interés, sea que lo traiga de casa o que lo encuentre en la escuela. “Esa posibilidad les permite desarrollar la fantasía, la sensibilidad, la memoria, la expresión oral y escrita, el vocabulario, el conocimiento y la comprensión de las estructuras gramaticales que la educación tradicional nos enseñó como reglas”.
Recomienda a los padres participar de los espacios de lectura en la escuela, para motivar a los niños. “Tenemos un área de iniciación en la que se invita a los chicos a leer o transmitir el mensaje de lo que han leído de manera espontánea. He notado que los niños, cuando cuentan el cuento, son mejor escuchados por sus pares”.
Engracia comparte su preocupación por los informes sobre la comprensión lectora en el país. “Reportan que la estadística de la comprensión lectora en nuestro país es menor al 50 %. Los sistemas educativos tenemos que hacer una combinación de todas las posibilidades; la tecnología es valiosa, pero no más que el texto escrito, el dibujo, lo que el niño construye a partir de los 3 años”.
La lectura da paso a la indagación, a la descripción, a la producción escrita. “Esto va a fomentar el desarrollo del pensamiento. Un error grande de la comunicación actual es no poner suficiente atención a lo que el otro dice. Los errores en las evaluaciones escritas tienen que ver no tanto con el conocimiento, sino con que no tienen una lectura profunda de la consigna”.
Las personas con pobres habilidades de lectoescritura tienen más del doble de posibilidades de estar desempleadas.
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En cambio, la formación de un lector libre es beneficiosa. “Esa permisión de que elijan lo que desean leer es la estrategia que más nos ha ayudado a que los niños desarrollen comprensión lectora y habilidades comunicativas”.
Cuatro recomendaciones para que los niños se acerquen a la lectura
Entre las recomendaciones de Ser Estudiante para lengua y literatura están:
- Identificar y definir un entorno propicio para la lectura en casa, con acceso a diversos recursos, como revistas, libros, afiches, entre otros. Dedicar un espacio tranquilo y tiempo diario a la lectura.
- Involucrar a los estudiantes en actividades culturales locales, como eventos literarios, ferias, presentaciones de autores, visitas a bibliotecas o museos.
- Fomentar espacios familiares sobre temas literarios. Por ejemplo, se podría seleccionar una obra literaria significativa para todos los miembros de la familia, estableciendo horarios para la lectura individual.
- Utilizar y seleccionar programas formativos de la televisión, recursos audiovisuales, como documentales, adaptaciones cinematográficas de obras literarias y plataformas educativas en línea para complementar el aprendizaje. (F)