En lo que va de la pandemia por el coronavirus, ha sido vital mantener la distancia física entre las personas que no viven juntas. Ante este aislamiento forzoso, pero necesario, los adolescentes probablemente fueron quienes más cobijaron sentimientos encontrados: frustrados por no poder pasar el rato con sus amigos y ver a su familia extendida; molestos por no participar en sus actividades extracurriculares favoritas; decepcionados porque grandes eventos, como celebraciones, conciertos, entre otros, fueron cancelados.