Gratitud. Primero a Dios, luego a la ciudad que las reconoce y, especialmente, por ser parte de una de las familias más creativas que tiene Ecuador.

Así se se siente orgullosa la diseñadora de modas Amparo Gómez, quien a inicios de octubre fue condecorada junto con sus hijas y yerno como embajadores del arte, la cultura y la moda de la ciudad, en el contexto de las celebraciones por los 205 años de independencia de Guayaquil. El homenaje se desarrolló en el marco del evento Latidos del Puerto, organizado por el hotel Wyndham - Puerto Santa Ana.

“Siento una gran gratitud por parte de mi ciudad, que ha visto el largo camino de mi trayectoria, no solo como diseñadora de moda y decoradora de interiores, sino también como una madre”, comparte la matriarca.

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“Me siento realizada de haber cumplido este sueño con mis tres hijas, cada una con su propio baluarte”, agrega Gómez. Sus ‘niñas’, como las llama, son Andrea Vega, Gabriela Vega y Amparo Rivera.

Detrás de este logro público, hay una realidad familiar. A cada una la diseñadora le ha inculcado una filosofía que espera sea su gran legado: tener dos carreras profesionales.

“Siempre he querido que se proyecten de esa manera: una carrera académica, para la vida, y su otra carrera, su don creativo. Dios nos da a cada uno de nosotros un don divino que tienes que practicar y en nuestro caso es creativo”.

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La mayor es Andrea, diseñadora de modas e ingeniera en marketing. Le sigue Gabriela, cantante lírica e incursionó en psicología y leyes; es madre de una niña con su esposo Álvaro Rodríguez, también cantante.

La menor de todas es Amparito, estudiante universitaria de Negocios internacionales y DJ, conocida en el medio como Riverati, su apodo artístico.

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“Me llena de mucha satisfacción. Mis hijas tienen su propio empuje, se pueden defender solas, son independientes, autosuficientes, o sea no son ninguna carga para nadie. Y son espectaculares”.

El legado de la moda de Amparo Gómez

Amparo Gómez.

La diseñadora Amparo Gómez mantiene una visión inmutable de la moda. Para su sello, su prioridad e inspiración sigue siendo el estilo clásico sobre las tendencias pasajeras. Por eso afirma: “Yo no sigo la moda, yo sigo el estilo clásico que nunca pasará de moda.”

Aunque se mantiene actualizada con diseños vanguardistas para los jóvenes, su enfoque principal es el estilo atemporal, elegante y glamuroso. Sus diseños están dirigidos a una clientela que valora que las prendas sean muy funcionales y perdurables en el tiempo, gracias a la alta calidad de las texturas.

Una carrera que se extiende por alrededor de dos décadas está marcada por hitos históricos. Amparo empieza recordando a su madre, como uno de los momentos más significativos de su trayectoria. Ella fue su mayor inspiración, ilustra, al ser testigo de tradición de coser hermosos atuendos para la familia, inculcándole el valor de la vestimenta de calidad.

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Volviendo a su hoja de vida, su proyecto más trascendental fue la producción de moda ‘Royal Fashion en Ecuador’, en el 2015, un evento que incluyó una pasarela hípica, un tributo a Coco Chanel y en el cual debutó con 70 modelos. “La ambición y el nivel de este desfile fueron tal que, al ver las fotografías, se creía que era una producción de Argentina o de Wellington (Nueva Zelanda)”.

A nivel personal, un punto de orgullo fue constatar que un diseño creado por ella en 2014, fruto de su propia inspiración, resultó muy parecido a un diseño de Chanel de 2017. Este hecho la hizo sentir “a la misma altura de grandes firmas”.

Haber participado en varias ediciones del extinto Designer Book (por María Susana Rivadeneira) es otra muestra de orgullo profesional. “Me sirvió muchísimo para que mis pasarelas se vean internacionalmente...”, detalla, llegando a ser invitada a Nueva York y Londres. “Debería haber más eventos de modas, y que sean respaldados por el gobierno para atraer el turismo”.

Ahora, luego de ser nombrada Embajadora del Arte, la Cultura y la Moda por el municipio de Guayaquil, siente un llamado a seguir impulsando el arte, la cultura y el turismo en la ciudad.

Hacia el futuro, la diseñadora aboga por la producción nacional y la moda sustentable. Les aconseja a los jóvenes seguir una “línea clásica” y tener en su clóset diseños que puedan ser remodelados.

Finalmente, hace un llamado al gobierno para que se preocupe por lo que ella considera “importaciones masivas de ropa de baja calidad (fast fashion), argumentando que esta práctica está causando “muchísimo daño a nuestra moda” y a la producción ecuatoriana.

La primogénita, Andrea

Andrea Vega y su primera colección con textiles sublimados. Fotos: Cortesía Foto: El Universo

Andrea Vega, la mayor de las hijas de Amparo Gómez, es a la vez su pupila. La que más pasaba en su taller. Y como la manzana no cae lejos del árbol, también se convirtió en diseñadora, con su propio sello de mordernidad.

Como la primera en ser parte de la segunda generación de una familia creativa, Andrea define su contribución al arte de Guayaquil con la palabra “pasión”. Para ella, cada metro de tela es un “suspiro” y una expresión de amor. Su moda busca la autenticidad, creando diseños que reflejen la personalidad y transmitan seguridad interna a quien los viste. Su estilo se caracteriza por ser elegante, atemporal, con predilección por la alfombra roja, los brillos, texturas y encajes.

Sin duda, la joven diseñadora se siente agradecida de haber descubierto su vocación desde temprana edad, siguiendo el camino iniciado por su madre. La clave de su trabajo son los “detalles”, un concepto que su madre le inculcó para enriquecer cada diseño. Compartir el reciente reconocimiento con su familia le genera gran alegría y gratitud.

El proyecto más ambicioso de Andrea Vega es crear una pasarela de moda internacional de gran envergadura; ella sueña en clave de Dior o Carolina Herrera. Tal vez le tome esa ambición un año o año y medio en ejecutarse, pero no se desespera. Su objetivo es “reflejar a Ecuador en la moda para el mundo” y para ello planea una producción espectacular en la capital, Quito.

De ese moda, también le da forma a su papel a futuro: educar y comunicar la importancia de valorar lo nacional y el arte de la creación de moda, y dignificar la industria local.

La del medio, Gabriela

Aunque incursionó en Psicología y no terminó, su segunda profesión es Leyes, la cual estudió tras trabajar en la Fiscalía, graduándose recientemente. Sin embargo, puede afirmar que su verdadera pasión y a la vez sustento económico es la música.

Su formación vocal comenzó en el coro del colegio y se formalizó con canto lírico en el conservatorio María Callas, aunque luego se inclinó al canto contemporáneo.

Ella define su contribución al arte como ayudar a la gente a “celebrar la vida” y los buenos momentos, olvidando los problemas del país.

Su principal proyecto a futuro es lanzar su música inédita. Busca compartir sus letras, vivencias y sentimientos para que la gente se identifique con ella, inclinándose por el pop y los ritmos latinos (cumbia, salsa), destacando el valor de retomar las raíces latinoamericanas.

La más pequeña, Amparo

‘Amparito’, como le dice su madre, está orgullosa de que su familia haya sido reconocida por el arte. Aunque es estudiante, su corazón es movido por la música, y actualmente se desempeña como DJ y productora, tocando en eventos, festivales (como el Wine and Beer Fest) y restaurantes.

En ese sentido, define su contribución al arte de la ciudad como una alegría y un acompañamiento, proveyendo una “banda sonora” que es fundamental en la vida diaria.

La más joven del clan explica que ser DJ es un arte que va más allá de solo “tocar un botón”, pues requiere conocer al público y el tipo de evento. Su estilo principal es el House, aunque por la realidad local, toca principalmente crossovers (reguetón, salsa, entre otros).

Es un arte con el que ha podido conectar con su mamá y hermana, pues ha colaborado en sus pasarelas, destacando que la música debe tener una “narrativa” y “sintonía” con la moda, funcionando como el fondo que complementa lo que se está viendo. (E)