Tengo una linda familia con mi mujer y mi hija maravillosa. Ella es cristiana, le gusta ir a los cultos, pero a mí casi no me gusta. Tenemos problemas en ese sentido, se molesta mucho. Estudia en la universidad y trabaja medio tiempo. Tenemos muchas discusiones, porque ella me dice que yo no la mando, que puede salir con sus amigas de la universidad y no tiene que darme explicaciones, que le dé su espacio. Le doy libertad para casi todo, pero cuando le digo que no o que no me gusta, se enoja. No quiere que la visite en el trabajo. Ella es muy alegre con muchas personas, pero cuando llega a casa cambia el carácter, dice que la estoy vigilando. Realmente la amo mucho. Sé que tiene muchas cosas buenas; es como el diamante, solo tengo que pulirla. Me pongo a pensar de qué vale que vaya al templo a escuchar la palabra de Dios si no le gusta ser una mujer sumisa. Me molesta mucho y llega un punto en el que exploto. Todas las mañanas le pido a Dios que me dé paz, amor y mucha sabiduría en unión de mi familia.