Tengo 23 años y soy madre de dos pequeños de 5 años y 8 meses. Mi hijo mayor, siempre ha sido cariñoso y valiente para enfrentar situaciones nuevas, inteligente. Pero en estos últimos meses ha desarrollado una conducta muy poco deseable e incluso su profesora me llamó, él quiere que todos hagan lo que él dice, incluso cuando juega con sus amigos, y si intenta algo nuevo se frustra, grita y se reprime renegando, y si te acercas a hablarle te grita: “No quiero”, “Cállate”, y si lo tocas, “Suéltame”.

Con mi esposo hemos intentado desde hablarle pacientemente, le hemos llamado la atención, hemos intentado el tiempo fuera, le hemos quitado juguetes y permisos para jugar. Lo hemos metido en cursos de fútbol y natación para que se distraiga y gaste energía y le hemos prestado más atencion, atribuyendo el problema al nacimiento de la hermanita. Pero ha pasado el tiempo y no vemos una diferencia. me siento desesperada.

A.

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Deben entender que su hijo mayor está atravesando una etapa de desarrollo emocional muy intensa. A los 5 años, los niños aún están aprendiendo a regular sus emociones, y cuando se sienten inseguros, frustrados o desplazados, pueden manifestarlo con conductas desafiantes.

El nacimiento de su hermanita, aunque lleno de amor, puede haber activado en él sentimientos de celos, pérdida de control o miedo a no ser suficiente. Esto no significa que esté “malcriado” o que ustedes hayan fallado como padres. Significa que necesita ayuda para expresar lo que aún no sabe poner en palabras.

Aquí te comparto algunas claves que pueden ayudarte a comprenderlo y acompañarlo mejor:

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1. Validar sus emociones antes de corregir la conducta

Cuando grita o se frustra, en lugar de responder con corrección inmediata, intenta primero conectar: “Veo que estás muy enojado. Estoy aquí contigo. Vamos a respirar juntos”. Esto le enseña que sus emociones no son peligrosas ni vergonzosas, y que tú eres un refugio seguro.

2. Evitar etiquetas y juicios

Evita frases como “eres malo” o “no te portas bien”. En su lugar, enfócate en lo que puede aprender: “Sé que quieres que las cosas salgan como tú esperas. Vamos a practicar juntos cómo pedirlo sin gritar”.

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3. Crear rutinas de conexión exclusiva

Dedica al menos 15 minutos diarios solo para él, sin interrupciones ni correcciones. Jueguen, lean, cocinen. Que sienta que sigue siendo especial para ustedes, no solo cuando se porta bien.

4. Usar consecuencias naturales y consistentes

Más que castigos, ayúdale a entender la relación entre sus actos y sus efectos: “Cuando gritas, tus amigos se alejan. ¿Qué podrías hacer diferente la próxima vez?”.

5. Modelar calma y autocuidado

Tu hijo aprende más de lo que ve que de lo que se le dice. Si tú y tu esposo están agotados, dense permiso para descansar, pedir ayuda, y mostrarle que los adultos también se cuidan emocionalmente.

6. Consultar con un profesional infantil

Si la conducta persiste o se intensifica, puede ser útil una evaluación psicológica infantil. A veces hay factores internos (como alta sensibilidad, ansiedad o dificultades de procesamiento emocional) que requieren acompañamiento especializado.

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Tu hijo no necesita padres perfectos. Necesita padres presentes, pacientes y dispuestos a aprender junto a él. Tú ya estás haciendo mucho. No te juzgues por lo que no ha funcionado; cada intento es una muestra de amor.

Mg. Bertha de Farah, experta en Relaciones de Pareja y Familia.

Teléfono: 099-269-1964.