A medida que el paso inexorable del tiempo avanza, todos, en algún momento, enfrentan la pérdida. Ya sea a través del fallecimiento de un ser querido, el final de una relación amorosa o incluso el cambio inesperado de circunstancias vitales, el duelo se presenta como una sombra que parece oscurecer la posibilidad de volver a encontrar la felicidad o el amor.
Sin embargo, una y otra vez, la historia y la experiencia personal muestran que el corazón humano posee una firme resiliencia. A pesar del dolor, la tristeza y la melancolía, muchos encuentran la fuerza para amar de nuevo, abrirse a posibilidades y para hallar esperanza en el horizonte.
Pero ¿cómo avanzar si aún se siente estancado?
Según la psicóloga Ginger Ruiz, el duelo conlleva una relación con el sufrimiento psíquico; el duelo va más allá de un dolor, también atañe culpabilidad, angustia, incapacidad de amar, inhibición.
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“Dentro del duelo es común sentir la incapacidad de amar, hay quienes sí se quedan estancados. El duelo desde la parte psicológica es una pérdida, una falta, algo que ya no está. Una pérdida física no es peor que una pérdida emocional. En este duelo no solo se está perdiendo a un ser querido: se pierden sueños, ideales, anhelos y proyecciones al futuro; es experimentar una falta a nivel emocional”, menciona la psicoterapeuta.
Fases de un duelo
- Evitación: el sujeto se niega a la pérdida, a ese duelo, porque conlleva a un orden traumático.
- Confrontación: comienzan a emerger emociones más intensas y fuertes, como la culpa, el enojo, la rabia, el dolor intenso y esto lleva a pensamientos como “no volveré a amar”, “no volveré a conocer a alguien igual”.
- Replanteamiento: donde el sujeto vuelve a cuestionarse y a tener una mirada distinta de la pérdida. Ya no embarga el dolor, sino que se lo habla cada vez con menos tristeza hacia sí mismo. Lo que se busca es volver a ubicar el amor y la ilusión de una manera distinta. Se conoce coloquialmente como “el tiempo lo cura todo”; desde la perspectiva clínica no es así, sino que la persona vivió un proceso que le permite replantearse, ahora gana un aprendizaje y le da al sujeto la opción de tener otra mirada, de esperanza.
Transformar sentimientos
“La tristeza cumple con la función de limpiar, sanar y preparar el terreno para un renacimiento”, dice la psicóloga clínica Mariana Bermúdez, autora del libro Los terremotos del alma, texto que trata sobre el proceso de duelo. Mantiene que todos estamos facultados para afrontar la pérdida, y explica que de hecho el primer acercamiento a esta etapa es cuando nacemos y “perdemos el vientre materno”.
Sin embargo, lo que determine qué tan normal o patológico sea este proceso, es la estructura emocional o madurez y el sistema de creencias. Este sistema se refiere a los esquemas con los que uno se maneja por la vida, mandatos familiares, sociales, espirituales, que determinan la personalidad y la manera de actuar.
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Casi sin darse cuenta llega el punto en el que la tristeza se va si se aprende a atravesar el momento con aceptación, de acuerdo con la psicóloga Fanny Vareles. Sin embargo, hay individuos que son más emocionales y otros que, por su personalidad, tienden a esconder sus sentimientos. La especialista determina que en ambos casos hay un exceso que es necesario regular. “En una hay un desborde que inunda y en la otra, la represión que ahoga”, expone Bermúdez.
Para ambos tipos de personalidades, Vareles aconseja escribir una carta para la persona que ha partido, de modo que se logra expresar los sentimientos. También apoyarse en los recuerdos positivos para admitir el dolor, pero remarca que no se lo debe hacer de una forma masoquista o para sentirse peor.
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¿El duelo es diferente para todos?
“Cada uno vive la experiencia de manera muy singular”, recalca Ruiz. Es muy común que la sociedad y la cultura nos inviten a pensar que hay un tiempo de duelo porque cada uno lo vive de manera diferente. No existe un tiempo cronológico para el duelo, existe el tiempo de cada uno para afrontar la pérdida.
“El termómetro para poder preguntarse si puedo volver a amar es cuando ya no hay esa sensación de culpa, de sentir traición hacia la persona que ya no está conmigo”, detalla. El duelo no se supera, el dolor se transforma en algo mejor.
¿Por qué no volver a amar si ya pudo procesar la pérdida?
Si aún invade la sensación de culpa, se recomienda buscar ayuda profesional porque algo lo mantiene atado a esta pérdida. Por lo general, si aún se siente sumergido en la pérdida, es señal de que no está listo para volver a amar.
Señales de que no está listo/a para avanzar
- Comparación constante: si cada nueva relación o experiencia se compara constantemente con la pérdida anterior, podría ser una señal de que aún no se ha procesado completamente el duelo.
- Sueños o pensamientos recurrentes: si constantemente sueña o piensa en la persona o situación perdida, al grado de que afecta su funcionamiento diario, es probable que aún no esté listo para avanzar.
- Negación del dolor: si siente que está tratando de “anestesiarse” o ignorar el dolor mediante comportamientos evasivos o distracciones constantes, puede que no esté enfrentando el duelo de manera saludable.
- Aislarse: si la idea de salir, conocer gente nueva o incluso pensar en el amor provoca ansiedad o un deseo de aislarse, podría indicar que aún hay heridas abiertas.
Señales de que está listo/a para avanzar
- Capacidad de recordar con cariño: si puede pensar en la persona o la situación perdida con cariño, sin que provoque un dolor abrumador, indica que ha comenzado a sanar.
- Deseo de experiencias novedosas: si siente curiosidad o deseo de embarcarse en nuevas aventuras, relaciones o actividades, esto puede ser una señal de que está listo/a para avanzar.
- Reconexión con uno mismo: al reencontrarse con intereses y pasiones propias, alejadas del dolor o del recuerdo, se demuestra un avance en el proceso de sanación.
- Apertura emocional: si siente que está dispuesto/a a abrir su corazón nuevamente, a confiar y a ser vulnerable, es probable que esté listo/a para dar un paso hacia el amor y nuevas relaciones.