“Las cuencas hídricas como las microcuencas generan servicios ambientales. El agua es un recurso indispensable de vida que sirve para el ser humano y para la biodiversidad o diversidad de especies que habitan en la misma, tanto plantas, especies nativas, árboles... El agua es fundamental para la vida”, dice el ingeniero Xavier Salgado, especialista en Agroecología y Desarrollo Sostenible.

Y al ser importantes en la vida de todos es necesario protegerlas. En Ecuador, hay fondos que se formaron para este fin. Uno de estos es el Fondo de Agua de Guayaquil para la Conservación de la Cuenca del Río Daule (Fondagua), que se creó en el 2016 para asegurar la provisión de agua en cantidad y calidad.

¿Pero qué es un fondo de agua?

Es un mecanismo financiero que permite desarrollar acciones de conservación de las cuencas hidrográficas y dar sostenibilidad a los beneficios que se obtienen de las mismas. Con esto se puede trabajar en el control de erosión, sedimentación e inundaciones, en generación eléctrica, riego, en conservación de la biodiversidad y del agua a largo plazo, entre otros.

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La cuenca del río Daule es un punto de importancia porque de ella se abastecen actualmente unos 5 millones de personas de áreas y provincias como Guayas, Manabí, Los Ríos, Santo Domingo de los Tsáchilas y también la zona que va de Chongón hacia Santa Elena, explica Giovanni Ginatta, secretario técnico del Fondo de Agua de Guayaquil (Fondagua).

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Adicionalmente, está el uso industrial y agrícola. Por eso, la cuenca hídrica es importante para Guayaquil y la región. Con la creación de estos fondos se pueden captar recursos internacionales y nacionales para trabajar en varios frentes. Uno de estos es el fomento de las buenas prácticas agrícolas.

“La agricultura es una de las actividades humanas que por un lado dependen del agua de la cuenca, pero también impactan sobre la cuenca. El mal uso del suelo, la erosión, el mal uso del agua, la distribución equivocada de productos químicos, el uso o abuso de pesticidas y demás tienen un impacto sobre el agua. Por eso estamos trabajando con algunos proyectos”, dice Ginatta.

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Uno de estos es el proyecto La Fuente, financiado por la Unión Europea y donde participan el Municipio de Guayaquil, la Universidad Casa Grande y el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen), que busca, entre otros, trabajar con comunidades de Guayas y Manabí, sobre todo para fomentar las buenas prácticas para “agricultura más sostenible, regenerativa que trate mejor el agua, el suelo, y, por ende, que tenga menos impacto sobre el ecosistema y las cuencas hidrográficas”, agrega el secretario de Fondagua. Otro programa es el trabajo de capacitación de agricultores de la cuenca baja de Daule.

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Xavier Salgado afirma que es vital la asistencia técnica que deben recibir los agricultores para el buen manejo de desechos, control de arbolización, de siembra y cultivos que se hacen cerca de las cuencas hídricas, puesto que los malos desechos y todas las prácticas que generan contaminación, así se originen en los páramos, terminan llegando a zonas bajas como ocurre en Guayas y Guayaquil.

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Y esto causa problemas como la sedimentación. Pone de ejemplo el islote El Palmar. Aquello se traduce después en problemas como las inundaciones. Salgado incluso impulsa iniciativas como la siembra de árboles en la cuenca baja del Guayas. Esto permitirá una cobertura vegetal para tener un equilibrio en el suelo y en la cuenca hídrica.

Por eso, agrega este experto, es importante la inversión y el mantenimiento a largo plazo de esta y otras prácticas sostenibles en pro del ambiente. (I)