Un reporte realizado por Wildlife Conservation Society (WCS) reveló que 5.368 animales silvestres vivos, víctimas de tráfico, fueron decomisados en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil. 183 especies son las implicadas entre aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces, que continúan siendo objeto del comercio ilegal de fauna silvestre en estos países.
El informe se levantó con el análisis de 269 noticias sobre decomisos de fauna silvestre vertebrada viva, o de sus partes, de origen ilegal, las que se registraron entre enero y junio de este año en los países andino-amazónicos.
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Se estima que los 5.368 individuos vivos que se retuvieron posiblemente estaban destinados a un mercado de mascotas, a colecciones privadas o para el consumo humano. De estos, el 65.5% correspondió a reptiles, el 23.8% a aves, el 5.7% a mamíferos, el 0.9% a anfibios y el 3.9% a peces.
Entre las especies que se hallaron con más frecuencia en los decomisos están la tortuga hicotea (Trachemys sp.); el ave botón de oro o canario (Sicalis flaveola) y el mono cabeciblanco (Saguinus oedipus), el cual aparece listado en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y en la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como especie en peligro crítico de extinción.
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También fueron especies muy comunes en las incautaciones la tortuga taricaya o peta de río (Podocnemis unifilis) y el pez paiche o pirarucu (Arapaima gigas), que son especies listadas en el Apéndice II de la CITES, lo que significa que podrían llegar a estar amenazadas de extinción, a menos que se controle estrictamente su comercio.
“La extracción ilegal y sin criterios de sostenibilidad de especies de origen silvestre debilita los ecosistemas haciéndolos más frágiles y vulnerables ante afectaciones climáticas o enfermedades; lo que impacta, directa o indirectamente, a los grupos humanos que dependemos de estos recursos naturales para vivir. Asimismo, genera una pérdida importante a la biodiversidad que, sin lugar a dudas, es uno de los principales acervos de los países en nuestra región”, comentó Adrián Reuter, asesor principal en materia de tráfico de especies para Latinoamérica y el Caribe, de WCS, refiriéndose a los impactos de este delito. (I)