Robert Irwin es uno de los dos hijos de Steve Irwin, zoólogo australiano conocido como el Cazador de cocodrilos, que falleció en 2006 tras el encuentro con una raya gigante mientras grababa un documental. Recientemente vivió un episodio con un cocodrilo que está en un zoológico.

Ocurrió cuando estaba grabando su programa Crikey! It’s the Irwins, que se transmite por Animal Planet, y el cocodrilo empezó a perseguirlo cuando intentaba darle de comer. “Con estas experiencias podemos educar a la gente sobre el tipo de conservación que requieren estos animales. La seguridad es crucial, así que es primordial saber cuándo salir y parar; y con un cocodrilo tan poderoso como Casper, no tuvimos otra opción que salir corriendo”, comentó en su cuenta de Instagram.

Steve rescató a Casper en 2002 y su familia se encantó de cuidarlo. “No tenía ni idea de cómo iba a reaccionar y, sinceramente, eso es bastante aterrador”, dijo en declaraciones recogidas por La Vanguardia.

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Pero, ¿qué tan recomendable es que los animales están en zoológicos? De acuerdo a la organización Anima Naturalis, estos espacios “no son refugios ni hogares” para ellos. Sobre todo porque no son espacios adecuados como lo es su verdadero hábitat.

“Incluso bajo las mejores condiciones es imposible duplicar o acercarse a crear algo similar al verdadero hábitat en que éstos viven. A los animales se les impide realizar la mayoría de los comportamientos que para ellos son innatos y vitales como correr, volar, escalar o acompañarse de otros compañeros de especie. Los zoológicos sólo enseñan al público que es aceptable interferir y mantener en cautiverio a los animales, a pesar de su aburrimiento, hacinamiento, soledad y privación de las más elementales maneras naturales de su especie”, añadió la entidad.

“Lo primero que la gente debe saber es que la mayoría de los animales mantenidos en los zoológicos NO están en peligro de extinción. Aquellos que sí están en peligro pueden tener una peor situación dado el enfoque de los zoológicos en atraer a las masas”, indicó por su parte Peta.

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“En últimas, solo podremos salvar a las especies amenazadas si salvamos sus hábitats y detenemos la caza y la matanza de animales ­­—no al criarlos en cautiverio. Los zoológicos regularmente derrochan millones de dólares erigiendo estatuas y atracciones de entretenimiento, así como construyendo tiendas de obsequios y concesionando puestos de venta. Este dinero haría mucho más para ayudar a los animales si fuera gastado en proyectos de preservación de hábitats”, concluyó la organización. (I)