El mensaje de Jack Grove, Ph.D., quizás el mayor experto de los peces que llenan de vida el mar de Galápagos, resulta contundente y necesario: las islas Encantadas han sufrido un impacto tremendo a su biodiversidad desde que aquellos bucaneros del siglo XVI capturaban miles de tortugas gigantes para embarcarlas como alimento, hasta la depredación contemporánea provocada por las especies introducidas (chivos, perros, gatos, ratones), la pesca excesiva e incluso el turismo.