La primera ocasión que tocaron juntos fue muy significativa, allá por el año 1998. Marcela entonaba con su guitarra una pieza musical del compositor italiano Nino Rota, que es parte de la banda sonora de la película El padrino (1972), durante una reunión familiar a la cual Ecuador estaba invitado como su exprofesor de violín y buen amigo. De pronto, él se sintió motivado a acompañarla con ese instrumento al notar que ella interpretaba la canción en el mismo tono musical que él conocía. Y la magia comenzó.

“Todos nos quedaron mirando sorprendidos de lo bien que sonábamos sin siquiera haber ensayado”, recuerda Ecuador sobre ese instante en que quedaba explícita la química que había entre ambos. “Ustedes están perdiendo plata”, atinó a decirles un tío de ella como sugiriendo que debían dedicarse a tocar juntos como dúo permanente, lo cual resultó como una premonición. ¡Y llegaron mucho más lejos! Ya que se casaron tres años después, hace ya 20 años.

Ecuador Pillajo y Marcela Ramos, matrimonio y músicos de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG). Foto: Moisés Pinchevsky. Foto: El Universo

Ecuador Pillajo y Marcela Ramos tienen una historia que suena musical, la cual ahora los tiene como miembros de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG). Él es el primer violín (o concertino, es decir, la tercera autoridad, después del director y subdirector) y ella está a cargo de las percusiones, teniendo como instrumento favorito la marimba.

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Además, comparten como un dúo privado de música que suele sonar en elegantes reuniones sociales. “En los eventos pequeños hay una especial cercanía con el público, nos piden canciones y tratamos de complacerlos”, indica Marcela, quien para esas ocasiones toca la guitarra. Si el público es mayor a los 50 o 60 años de edad, generalmente gustan de la música clásica, así que son infaltables los temas de Nino Rota, Charles Aznavour o Stéphane Grappelli. Para audiencias de otras edades arman un repertorio que Marcela llama “las mezcladitas”, con música latinoamericana, pop estadounidense y canciones nacionales, con temas infalibles como Tabaco y chanel, Thriller, Hotel California y El aguacate.

Ver extractos de sus presentaciones en la cuenta de Ecuador en Instagram. También en la cuenta de Marcela.

Prodigio desde pequeño

Ecuador Pillajo se considera también una “mezcla”. “Mi papá era de Paute (Azuay) y mi mamá de una zona entre Milagro y Naranjito (Guayas), donde nací, el 27 de octubre de 1965″, explica como una feliz coincidencia, ya que en esa fecha, pero del año 1782, nació el compositor y violinista italiano Niccolò Paganini, a quien admira de manera especial por haber llevado ese instrumento a sitiales elevados.

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Al parecer su camino en la música estaba predestinado. A los 11 años ya había ganado el concurso nacional de violín. “Ingresé al conservatorio José María Rodríguez a los 9 años, pero ya desde antes algo hacía con la música en casa, ya que mi hermano mayor, Jorge, tocaba el violín en la Sinfónica de Cuenca (vivían en esa ciudad) y me llevaba al conservatorio”. Así que entre “envidia y curiosidad” comenzó a estudiarlo.

“Dicen los expertos que el violín se creó para imitar la voz humana… También a los animales. El propio Paganini, como capricho, imitaba el silbido que hace el burro. Eso me atrae. Su profundidad, saber que tiene muchas posibilidades. El violín se hizo para ser solista”, explica sobre su preferencia hacia ese instrumento tan lleno de historia en la música clásica.

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A los 15 años, en 1980, llegó a Guayaquil porque quería seguir aprendiendo. Fue aceptado en la Orquesta Sinfónica de Guayaquil por el director de entonces, el prestigioso maestro español José Barniol Álvarez, quien también lo tomó de alumno, lo cual afianzó una naciente carrera que con los años lo llevó a ser concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional (en Quito) y a destacarse en encuentros de trascendencia mundial, como el Concurso Internacional de Violín Henryk Szeryng (México, 1994), que duró 40 días, en el cual ocupó el noveno lugar entre más de 300 violinistas.

La marimba guayaca

Marcela Ramos comenzó en la música a los 11 años de edad, tocando una guitarra que le regaló su abuelo, además de un libro con acordes. Entonaba de oído, de manera empírica, pero comenzó a destacarse en los eventos de su colegio. Tres años después ingresó al conservatorio Antonio Neumane, donde estudió violín (Ecuador fue uno de sus últimos profesores).

También estudió percusiones sinfónicas, aprovechando la llegada de un experto ruso que conformó un grupo de jóvenes para enseñarles instrumentos como timbales, redoblante, lira, xilófono, vibráfono, triángulo y pandereta. Además, un instrumento que la cautivó especialmente: la marimba. “Es como un piano gigante, de dos metros de largo, así que para desplazarme debo saltar. Toco con cuatro baquetas (palillos). Es algo muy físico”, menciona sobre ese “instrumento de sonidos muy cálidos” muy relacionado con la cultura afroecuatoriana. “Pero la marimba esmeraldeña es de chonta y la sinfónica es de un material sintético”. Además, aquella tiene generalmente unas 12 o 24 teclas y la sinfónica puede llegar a 60.

El maestro ruso se marchó, pero ella continuó de manera autodidacta. “Siempre trato de seguir aprendiendo. Sigo siendo una estudiante”, menciona esta también ingeniera en gestión empresarial trilingüe (español, inglés y francés) que decidió concentrar su actividad profesional en la música, precisamente en la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, a la cual pertenece desde 1999.

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Marcela también es surfista, por ello tiene una gran conexión con el océano, la cual comparte con su esposo y dos hijos: Mayte (14 años, pianista) y Diego (8 años). “Vivimos en Playas, en una casa con un patio amplio y seis perros y una veintena de gatos que hemos rescatado de la calle”, comenta.

Música, amor, familia, naturaleza, trabajo, reuniones, conciertos, mascotas… La vida de ambos tiene varios elementos que suenan como si fuera una gran sinfónica. (I)

Grupos variados: Ecuador Pillajo y Marcela Ramos tocan en dúo, pero también cuentan con varios músicos profesionales para formar grandes bandas que son contratadas en eventos. Contacto: 099-754-1565.