De todas las ciudades italianas, Ferrara probablemente es la que conserva casi todas sus murallas medievales intactas. Probablemente ha contribuido a ello el hecho de que no ha experimentado una expansión demográfica y urbana como le sucedió a Bolonia, por ejemplo. Es, si se quiere, la ciudad más amurallada de Italia.

En esta hermosa y encerrada urbe transcurre una de las de las novelas más hermosas de la literatura italiana del siglo XX, El jardín de los Finzi-Contini. Obra escrita por Giorgio Bassani (1916-2000) y publicada por Feltrinelli en 1958. Un libro que la editorial Acantilado de Barcelona editó en 2017 con la traducción de Juan Antonio Méndez y que recientemente (2021) ha puesto a disposición de los lectores de habla hispana una reimpresión.

Giorgio Bassani es el autor de ‘El jardín de los Finzi-Contini’. Foto: El Universo

La novela logra un enjambre y admirable equilibrio entre la vida social y política de la Italia de los años 30 y el mundo privado creado por una familia judía de abolengo que vive prácticamente a espaldas de lo que ocurre afuera de su elegante villa y hermoso jardín. En su interior el tiempo parece haberse detenido. Debido a las leyes raciales del fascismo muchos jóvenes judíos se ven privados de las membresías de los diferentes clubes y bibliotecas de la ciudad.

Los Finzi-Contini les abre sus puertas para que hagan de su jardín y de sus bibliotecas una especie de refugio donde puedan veranear o preparar sus tesis doctorales. La villa queda como suspendida en el tiempo y la historia. En este escenario bucólico apartado del mundo, los personajes se engarzan en largas reflexiones sobre literatura, arte y política. Interesantes conversaciones donde la sutileza y el buen gusto por la belleza y la poesía se expresan con mucho ingenio.

Uno de los jóvenes a los que se invita a formar parte de este comunidad es el protagonista de la novela y narrador sin nombre de ella. La principal de sus experiencias será la lenta transformación de sus sentimientos de amistad por los de amor hacia la joven Micól, hija de la familia anfitriona. Pero el curso de la historia terminará arrastrándolos hacia un destino funesto. Ese mundo que habían ignorado, con su odio, violencia y vulgaridad, los aguarda a las afueras del jardín encantado.

La novela está llena de metáforas, las murallas de la ciudad, los muros que rodean a la villa, el jardín encerrado, todo ello parece acompañar la lenta decadencia de una aristocracia de la cultura y el ocaso del arte y la poesía. Recientemente, Sophie Nezri ha escrito un interesante análisis comparativo entre esta novela y el Gatopardo (Il giardino del Gattopardo).

La novela puede ser ordenada a la casa editorial en Barcelona. (O)