Se supone que todos soñamos, y varias veces, cada noche. La mayoría de estas experiencias no la recordamos al día siguiente, pero algunas tienen tal intensidad emocional (el terror nocturno, las pesadillas) que logran despertarnos, muchas veces en medio de expresiones de ansiedad como gritos, palpitaciones, sudoraciones.

Muchos sueños no tienen sentido lógico ni emociones asociadas con sus escenas, como el soñar con personas fallecidas como si estuvieran vivas, o ver a personas vivas como si estuvieran muertas, o verse dentro de un ataúd, como si todo fuera normal.

A muchos nos ha sucedido alguna vez que mientras experimentábamos un sueño nos dábamos cuenta de que estábamos soñando (sueños lúcidos) y que podíamos guiar la trama del sueño con nuestra voluntad, incluso despertarnos y reconectarnos con el sueño al volver a dormirnos. Nadie sabe cómo o por qué suceden estos eventos, pero les suceden con más frecuencia a personas muy creativas, con una imaginación altamente desarrollada.

¿Cuál es el propósito de los sueños? Nadie lo sabe con certeza, pero existen varias teorías, entre ellas, la de que sirven para consolidar las experiencias en la memoria, o la que expresa que son una representación de los deseos inconscientes reprimidos, o la que sugiere que sirven para activar aleatoriamente imágenes y pensamientos desconectados entre sí (de allí la frecuente falta de lógica de muchos sueños) y así dejarnos más espacio mental para nuevas experiencias.

Se ha podido demostrar que el hecho de estar preocupados por un tema en particular que nos cause estrés hace más probable que soñemos expresamente o simbólicamente con escenas relacionadas con estos estados mentales. Por ejemplo, que nos hagan sentir mal preparados (como estar en un examen sin haber asistido a ninguna clase), vulnerables (como estar caminando sin ropa) o desconcertados (como estar caminando de apuro de un lado para otro sin encontrar algo importante que buscamos).

Así mismo, muchas veces en los sueños encontramos explicaciones y alternativas de solución para problemas que no podemos resolver en la vigilia. Soñar es una necesidad humana universal, parte integral de nuestra estructura mental y emocional, y uno de sus propósitos es darnos feedback sobre la manera en que estamos conduciendo nuestra vida. (O)