Al considerar el año 2020, vemos que los confinamientos y las restricciones pandémicas obligaron a muchas personas a comenzar nuevas rutinas. Los traslados al trabajo desaparecieron. Las clases de acondicionamiento físico fueron canceladas. Los hogares se convirtieron en salones de clases y en lugares de trabajo.

Algunas personas prosperaron con todos los cambios; otras enfrentaron dificultades.

La experiencia de 2020, por ardua que fue, dejó muchas lecciones”, dijo Gretchen Rubin, autora del libro Mejor que antes: lo que aprendí sobre hacer y romper hábitos.

Publicidad

“Los hábitos de algunas personas mejoraron (pues a menudo usaron el tiempo que antes destinaban a viajes de negocios o al traslado a la oficina para ejercitarse, cocinar, leer u otros hábitos saludables). Los hábitos de otras personas empeoraron, porque estaban estresados o se vieron obligados a dejar las rutinas habituales que los ayudaban”.

Sea constante con su cuidado personal

Hábito pandémico: Durante esta crisis, aprendimos que todos estamos conectados y que cuidar de nosotros mismos (mantenernos sanos y salvos) también es una manera de cuidar a nuestra comunidad.

Recicle el hábito: Continúe haciendo del cuidado personal una prioridad cuando la pandemia haya terminado. Si es alguien que piensa que no tiene nada de tiempo para el cuidado personal, o le parece egoísta y egocéntrico, no es el único.

Publicidad

“Una de las ideas que surge todo el tiempo es: ‘No puedo invertir en cosas que son positivas para mí, porque socava mi habilidad de ser un buen padre o de cumplir con mis tareas en el trabajo’”, dijo Kelly McGonigal, psicóloga de la salud en la Universidad de Stanford y autora de The Willpower Instinct.

“¿No sería grandioso que aprendiéramos a apoyarnos en nuestra interdependencia y que pudiéramos realmente experimentar algo de alegría al saber que cuando nos cuidamos a nosotros mismos a menudo también estamos cuidando a los demás?”.

Publicidad

El cuidado personal no solo consiste en una siesta o un baño caliente para escapar de la familia. Se trata de establecer prioridades, fijar límites y encontrar un propósito. Comience por mapear un día típico, desde la mañana hasta la hora de dormir. Probablemente pasa alrededor de ocho horas durmiendo, pero ¿cómo usa las otras dieciséis? Anote el tiempo que usa en preparar las comidas, hacer su trabajo, hacer las compras, ver televisión, lavar la ropa, ayudar a sus hijos con la tarea, cuidar a un padre de edad avanzada o responder correos electrónicos pendientes.

La experiencia de 2020, por ardua que fue, dejó muchas lecciones.

No tenga miedo de usar una aplicación que le ayude a optimizar las maneras en que usa su tiempo.

La observación crea responsabilidad

Hábito pandémico: Para evitar propagar el virus, cada persona aprendió a ser responsable con los demás al usar un cubrebocas, limitar los contactos y mantener la distancia.

Recicle el hábito: Aunque todavía necesita tomar precauciones pandémicas, puede desarrollar un hábito de responsabilidad. Encuentre a un amigo que le ayude a rendir cuentas y a lograr sus metas de salud. Puede ponerse en contacto con un amigo todos los días para conversar sobre alimentación saludable. Elabore un plan para salir a caminar con alguien. Puede hacer un seguimiento público de sus metas al declararlas en las redes sociales.

Publicidad

Cuando nos cuidamos a nosotros mismos a menudo también estamos cuidando a los demás.

Si prefiere rendirse cuentas solo a usted mismo, puede hacerse responsable usando una aplicación que le envíe recordatorios diarios, como Headspace o Calm para meditar, Noom para monitorear lo que come o Fitbit para llevar registro de sus hábitos de ejercicio. Incluso puede crear una rendición de cuentas personal al escribir todos los días en un diario.

“Lo hacemos mejor cuando alguien nos observa”, mencionó Rubin, la experta en hábitos. “¡Incluso cuando nosotros mismos somos los que observamos!”.

Haga que la actividad sea parte de su día

Hábito pandémico: Cuando los gimnasios cerraron y las clases de acondicionamiento físico fueron canceladas, muchas personas tuvieron que ingeniárselas para ejercitarse en casa.

Recicle el hábito: En lugar de intentar programar una prolongada sesión de ejercicio, a lo largo de su día tome pequeños recesos para ejercitarse. Después de una junta de trabajo prolongada, camine un poco. Si pasó todo el día con un proyecto que tenía que entregar, tome un descanso y haga unos estiramientos de yoga. Haga saltos de tijera o flexiones de pared mientras escucha las noticias o un pódcast.

Varios estudios muestran que breves ráfagas de ejercicio generan cambios significativos en su condición física y salud metabólica. Comience con recesos de ejercicio de veinte segundos tres veces al día. Si quiere hacer más, tome algunos recesos de un minuto.

“No tiene que hacer ejercicio estructurado, puede solo estar activo”, dijo Martin Gibala, profesor de Kinesiología en la Universidad McMaster, cuyo laboratorio ha realizado diversos estudios sobre breves ráfagas de ejercicio. “Es mucho más sencillo cumplir con la actividad cuando la hace en pequeños episodios de ejercicio. Cada pequeña porción cuenta”.

Forme una burbuja saludable

Hábito pandémico: De acuerdo con una encuesta realizada por Axios, el verano pasado casi la mitad de los estadounidenses dijeron que habían formado un rebaño o una burbuja social (un grupo selecto de amigos para ayudarles a lidiar con la vida pandémica).

Recicle el hábito: No desmantele su burbuja pandémica cuando terminen las restricciones por la COVID-19. Consérvela para apoyar sus metas de salud. Incluso si no tuvo un rebaño de cuarentena, puede formar una nueva burbuja que cuide su salud en 2021.

Breves ráfagas de ejercicio generan cambios significativos en su condición física y salud metabólica.

Cree un rebaño de caminata y reúnanse algunas veces a la semana para dar paseos grupales. O hable con los otros miembros sobre sus metas de alimentación saludable. Pueden compartir recetas y consejos y, cuando las restricciones se levanten, pueden planear comidas compartidas saludables.

Lleve una libreta de crisis

Hábito pandémico: En los primeros días de la pandemia, las personas sintieron pánico, acumularon papel higiénico y llenaron sus alacenas de provisiones para lidiar con la incertidumbre de los cierres de emergencia.

Recicle el hábito: Planee para la incertidumbre y cree un expediente de documentos legales a través del cual se asegure de que todos estén preparados para una emergencia.

Comience con una carpeta de tres argollas. Aunque debe crear una copia digital de todos sus documentos importantes, es bueno tener una carpeta física que sus seres queridos puedan usar en una crisis. Las primeras páginas deben ser una lista de dónde encontrar sus documentos importantes: información bancaria, documentos del seguro y contactos clave. Sin embargo, el documento más importante en la carpeta es su testamento anticipado.

Un testamento anticipado debe designar a alguien para tomar decisiones médicas por si usted está incapacitado para tomarlas y ofrecer una guía específica sobre sus deseos si enferma y está en estado crítico. Si no sabe cómo redactar uno, un asesor legal puede guiarlo.

Ahora, una sorpresa: cuando uno se pone a imaginar una crisis de salud grave y la guía que quiere ofrecer a un familiar sobreviviente, esto no tiene que ser deprimente. Aproveche el proceso como una oportunidad para pensar en sus valores, sus esperanzas de envejecer bien y qué hace que valga la pena vivir.

Puede ser como viajar al futuro y ayudar a sus seres queridos a atravesar el que podría ser uno de los momentos más difíciles de su vida.

Comenzar un nuevo hábito es difícil; para hacerlo más fácil, mejor intente reciclar uno antiguo, mejorando las lecciones que aprendimos durante la vida en pandemia. (F)