Esta es la época del año en la que pavos y pollos corren por sus vidas para evitar ser parte de la cena en los hogares ecuatorianos. Es que la mayoría desde muy pequeños nos hicimos fanáticos comelones de estos emplumados animalitos. Mi historia de amor por el pollo inicia a finales de los años 70, con el restaurante Pollo Loco de Isabel Pérez Cereceda, quien mantuvo por algún tiempo un local en la segunda calle detrás del edificio El Neptuno, en Chipipe (Salinas), en donde servía el delicioso y típico pollo mareado.