Al anochecer del domingo 24 de mayo de 1981, el entonces periodista Roberto Aspiazu estaba en casa viendo por televisión el partido de fútbol de las selecciones de Ecuador y Chile jugado en el estadio Modelo por las eliminatorias al Mundial de España 82, cuando fue interrumpido por una insólita llamada telefónica. “Con una mezcla de perturbación e incredulidad recibí la noticia de que el presidente de la República, Jaime Roldós, su esposa, Martha Bucaram, y su comitiva habían fallecido en un accidente aéreo ocurrido en Loja temprano en la tarde”, relata en la crónica titulada La hora del ajuste en los años ochenta, la cual es parte de su reciente libro Memorias del ayer, cuyo prólogo fue escrito por el exalcalde Jaime Nebot.

“Como jefe de información de Canal 2 de Guayaquil (después Ecuavisa) reaccioné dando aviso a quienes pude ubicar del personal de Televistazo… El flash informativo debía presentarlo Alfonso Espinosa de los Monteros, director y conductor del noticiario, pero se encontraba en Quito, de modo que me correspondió reemplazarlo”, narra el actual miembro de la Academia Nacional de Historia dentro de esa publicación que en diversos episodios lo tiene como observador directo de los hechos más destacados del pasado de los ecuatorianos. “Al salir en vivo se me hizo un nudo en la garganta pensando en la conmoción que causaría en miles de ecuatorianos… El sentimiento de luto y pesar se difundió como reguero de pólvora”.

Este último libro ofrece 36 narraciones, que incluyen algunas correspondientes al periodo democrático que inició en 1979 hasta el tiempo presente, con una visión testimonial y anecdótica del autor que ha seguido de cerca a sucesivos gobiernos y sus protagonistas".

Con Memorias del ayer, Roberto Aspiazu cierra una trilogía de publicaciones que le ha tomado cinco años de trabajo en el cual ha confluido su vocación de periodista con la afición por la historia. Los otros textos son Crónicas de la historia (2017) y Hechos y personajes (2019).

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“Este último libro ofrece 36 narraciones, que incluyen algunas correspondientes al periodo democrático que se inició en 1979 hasta el tiempo presente, con una visión testimonial y anecdótica del autor que ha seguido de cerca a sucesivos gobiernos y sus protagonistas. Igualmente pasa revista a dictaduras militares, los sucesivos velasquismos, las revoluciones Juliana y Liberal, sucesos de la temprana república y otros que se remontan a la colonia y la conquista”, explica el autor sobre esta publicación que, al igual que las dos anteriores, puede leerse de forma saltada según el interés personal del lector. Tiene como apoyo 72 fotografías o ilustraciones.

Aspiazu, quien actualmente es presidente del Comité Empresarial del Ecuador, agrega que con Memorias del ayer se completa este mosaico de episodios que han configurado a lo largo de cinco siglos la historia del Ecuador contemporáneo. “Está lo fundamental narrado de forma amena y sucinta, sin omitir detalles esenciales y con algún énfasis en elementos anecdóticos”, indica el también autor de Jaime Nebot, el camino a la prosperidad (2019), escrito a cuatro manos con su colega Gonzalo Ruiz Álvarez.

Ese estilo de narración busca captar a un público de toda edad, pero en especial para los jóvenes “a fin de motivarlos en la necesidad de un mayor conocimiento de la historia nacional, como un factor cultural que nos genera espíritu de identidad como individuos y de sociedad en su conjunto”.

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¿Cuáles son los personajes que más admira y por qué?

Siempre es difícil escoger uno cuando son varios, según la época. En la temprana república es Rocafuerte, después García Moreno, seguidos por Alfaro. Entrado el siglo XX la figura de Velasco es apasionante. Entre los más contemporáneos, aunque viejos, me quedo con Assad Bucaram, Carlos Julio Arosemena y Raúl Clemente a quienes conocí y entrevisté en repetidas oportunidades. En el inicio del actual periodo democrático me quedo con Jaime Roldós y León Febres-Cordero, este último la figura más influyente de la política nacional hasta su fallecimiento en 2008. También expreso mis respetos por Osvaldo Hurtado por su condición de estadista y sus aportes como autor a la sociología e historiografía del país.

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¿Qué anécdota desea destacar de sus vivencias con estos personajes?

En el plano internacional le dedico una nota a Fidel Castro a propósito de la entrevista que le realicé en La Habana en 1985, contando la anécdota de que conseguí acceder a él cuando vino a Quito en 1988, para la ceremonia de posesión del presidente Rodrigo Borja, gritándole, en medio de su cerco de seguridad en el Palacio de la Revolución, que justamente ya había dialogado con él. Se acercó interesado, y al identificarme, me respondió que le había gustado la publicación de la nota en la revista Vistazo; acto seguido dijo con su acento caribeño: “Pregunta lo que quieras, chico”.

¿Qué otro proyecto editorial tiene planeado?

Quiero escribir una novela histórica sobre Atahualpa, figura icónica de la historiografía ecuatoriana. Como bien se ha dicho, figuras de ese calibre necesitan que cada generación cuente de nuevo su historia con sus propias palabras. Tengo pensado viajar al norte de Perú -a Piura y Cajamarca- para tener mayores elementos narrativos, pero la pandemia del COVID-19 me tiene frenado. Apenas existan las condiciones viajaré con mucha curiosidad a esos destinos.

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Libro: Disponible en las principales librerías de Quito y Guayaquil, $ 20. Auspiciado por la Dirección de Cultura del Municipio de Guayaquil con el apoyo profesional de Editores Paradiso.