La insulina oral, desarrollada inicialmente por la bioquímica israelí Miriam Kidron y continuada por su hijo Nadav Kidron, podría sustituir a las inyecciones. Se trata de una píldora que llevaría la sustancia directamente al hígado, evitando también el aumento de peso.

La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) la está sometiendo a la tercera prueba clínica, y si todo sale bien, las personas con diabetes tipo 2 podrían empezar a tomar las píldoras en unos 3 años, y tras más ensayos, lo podrían hacer también los diabéticos tipo 1.

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"La diabetes es la pandemia número uno en el mundo, con 500 millones de personas que la padecen", dijo Roy Eldor, director de la unidad de diabetes del centro médico Sourasky, en Tel Aviv. "Y desde el día en que los diabéticos empezaron a inyectarse insulina, los especialistas trataron de averiguar cómo ponerla en una píldora".

La diabetes es la quinta causa de muerte entre hispanos y latinos en Estados Unidos. Las personas con diabetes tienen, además, riesgo de padecer enfermedad coronaria, ceguera, problemas renales o vasculares, y de amputaciones.

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¿Por qué los latinos son tan afectados por la diabetes?

Los hispanos en Estados Unidos tienen mayor tendencia a desarrollar diabetes por factores de alimentación y de genética, y se estima que 2,5 millones de personas o, lo que es lo mismo, el 10,4% de la población latina mayor de 20 años tiene diabetes, según el Departamento de Salud Pública de Illinois.

"Esta medicación tiene el potencial de mejorar la vida de cientos de millones de diabéticos en todo el mundo", dijo Nadav Kidron, director de Oramed Pharmaceuticals. "Y al mejorar el tratamiento se pueden reducir las complicaciones y, de ese modo, abaratar el costo del tratamiento para los diabéticos".

Según Kidron, la nueva píldora transporta la insulina a la parte del cuerpo que puede utilizarla más eficazmente: el hígado, y no al torrente sanguíneo, que es donde la deposita el tratamiento actual.

"Al llevar la insulina al hígado logramos detener el exceso de producción de glucosa en el lugar en el que se produce esa sobreproducción", al reducir significativamente los niveles de hemoglobina A1c, un marcador clave de la diabetes, explicó.

El caso de los pacientes de diabetes tipo 1 es algo más complejo. Las píldoras serían para ellos una fuente de insulina, pero no reemplazarán a las inyecciones completamente, y algunas de las dosis tendrán que aplicarse de la manera tradicional. Por esto, las pastillas no estarán dirigidas a ellos en un inicio.

Kidron también aseguró que el envío directo de la insulina al hígado minimiza los efectos secundarios, especialmente el aumento de peso, un problema para muchos diabéticos. "Hasta ahora, en nuestros ensayos clínicos, no hemos visto aumento de peso asociado normalmente con la insulina inyectada", señaló.

Para evitar que la píldora se destruya en el intestino, se le ha dado un recubrimiento especial que la mantiene entera y solo le permite soltar la insulina cuando llega al hígado.

"El mundo ha estado buscando el modo de dar insulina oralmente durante casi cien años. Esta tecnología podría representar un cambio radical en cómo se trata la diabetes", afirmó Kidron. Hasta ahora, los tratamientos orales para la diabetes no han incorporado la insulina. (I)