Ya en 2019 la Unicef advirtió que el suicidio era la principal causa de muerte entre los adolescentes en Ecuador. ¿Cómo reconocer las señales de que una persona ha empezado a tener pensamientos suicidas?

Según la Fundación Nemours, que concentra sistema de salud pediátrica, la mayoría de los adolescentes entrevistados después de un intento de suicidio dicen que lo hicieron porque estaban intentando escapar de una situación que parecía imposible de enfrentar o para obtener alivio después de tener malos pensamientos o sentimientos. Es decir, no deseaban morir, sino huir, y la muerte parecía la única manera de lograrlo.

Algunas personas están intentando escapar de sentimientos de rechazo, dolor o pérdida. Otras se sienten enojadas, avergonzadas o culpables. Unas personas creen que decepcionan a sus amigos o familiares. Y otras no se sienten deseadas, amadas, o se sienten victimizadas, y una carga para los demás.

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La mayoría de las personas que se suicidan tienen depresión, es la conclusión a la que llega Nemours.

La depresión lleva a centrarse más en los errores y decepciones, a enfatizar los aspectos negativos y a despreciar las propias capacidades. Una persona con una depresión grave deja de ver la posibilidad de un desenlace positivo: nada nunca más le saldrá bien.

¿Cuáles son las señales de advertencia de un posible suicidio?

La psicóloga Verónica Moreira, quien lidera la línea de ayuda y prevención del suicidio ÁnimaEc, del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, habla sobre las señales de riesgo de la conducta suicida. Ponga atención ante manifestaciones sostenidas de los siguientes signos. Incluso si no los ve, esté atento a las expresiones verbales.

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  • Visión negativa sobre la vida, el futuro, de sí mismo, baja autoestima, desesperanza, pérdida de motivación e imposibilidad de encontrar nueva motivación.
  • Antecedentes de suicidio.
  • Depresión. Es determinante en la mayoría de los casos, no en todos.
  • Caída de la productividad, sea en el rendimiento académico, laboral u otras responsabilidades.
  • Alta ansiedad por temas cotidianos o por pérdidas futuras.
  • Cambios en el sueño, alimentación, concentración, atención, memoria, humor.
  • Consumo excesivo de alcohol y drogas.

La conducta suicida tiene un amplio abanico de comportamientos. Lo usual es que cuando se nos presentan, los acallamos o minimizamos diciendo cosas como "No digas, eso, no pienses en eso, no te sientas así, no pasa nada, esto ya va a pasar".

"Cuando alguien nos dice que está pasando por una situación difícil y tiene este tipo de pensamientos, y le decimos que no piense en eso, que todo va a pasar, estamos haciendo lo contrario de prevenir", mientras que lo correcto, dice Moreira, es dar espacio a la persona para que exprese lo que le está causando dolor.

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Es importante la escucha atenta y ahondar en las razones que la persona tiene para vivir. "¿Por quién vivirías, qué es importante para ti?".

En el comportamiento suicida hay algunas manifestaciones o fases que considerar.

  • La ideación suicida. Hay pensamientos, sean con o sin planificación específica. Son pasivos cuando hay ideas vagas sobre lo difícil de la vida. Son activos cuando hay ideas claras sobre los métodos que va a utilizar. "La mayoría de las personas con intenciones suicidas, entre el 70 y 80 % de los casos, dejan señales de lo que piensan hacer", pero aun así no reciben intervención. Es posible que la persona tome una decisión definitiva a un problema transitorio que, a la vista de otros, se puede resolver.
  • La expresión suicida. "La vida es dura, soy una carga para todos, sería mejor si no estuviera". Dejan de comprometerse en actividades, no asumen responsabilidades a largo plazo, señalan fechas hasta las cuales colaborará con cosas en las que normalmente participaría de continuo, como los estudios. Si es un adolescente, es particularmente importante poner atención en este punto, porque es una persona en proceso de desarrollo que aún está aprendiendo a gestionar sus emociones. Y sí, estos pensamientos se pueden producir en niños. Generalmente están relacionados con el tema del desempeño escolar o del rechazo escolar. "Si detectamos esto, debemos acudir inmediatamente a un profesional y escuchemos lo que tiene que decir. El tema del estudio y las presiones que reciben es muy significativo para ellos". La expresión puede ser directa: "Quiero morir, quiero acabar con mi vida". O indirecta: pierde mucho peso, deja de comer lo suficiente.
  • Las conductas suicidas comienzan por actos que no atentan contra la vida, pero están encaminados hacia eso, como las autolesiones. En los intentos de suicidio, ya hay un método. "La persona que se salva está en un riesgo muy alto de (volver a intentar y lograr) suicidio, y es necesaria una intervención especializada". La conducta suicida es un acto impulsivo, puntualiza Moreira. La persona ha agotado sus recursos psicológicos y entra en un túnel que tiene una sola vía de solución. Por tanto, quien atestigua alguna de las expresiones mencionadas tiene la obligación de comunicarse con los familiares cercanos o a los profesionales tratantes para hacer prevención. "No vamos a estigmatizar, a minimizar, ni a juzgar, sino a escuchar".

El Área de Vida del Instituto de Neurociencias, recibe a personas que manifiestan comportamientos suicidas. Y la línea de ayuda que ofrece la aplicación para dispositivos móviles ÁnimaEc. "Aquí viene la ayuda en el manejo y reforzamiento de habilidades de la persona, para que pueda regular sus emociones". Esto permite sentir la emoción y buscarle soluciones y alternativas.

El servicio que brinda la app es coordinado por el Instituto de Neurociencias y no requiere saldo. Solo necesita enviar un ping y un número de teléfono, para recibir una llamada de un profesional entrenado.

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Plan de acción preventiva en el suicidio

¿En qué centrarse para frenar el proceso y mejorar el bienestar emocional de la persona? El mayor factor protector está en los motivos de vida de la persona:

  • No causar sufrimiento a la familia tras la partida. "Ahora pienso que dejaré de ser una carga, pero su sufrimiento va a ser mayor tras mi partida".
  • Apelar a las creencias religiosas. Moreira considera que es muy válido reflexionar en este tema para descartar el suicidio como una opción.
  • Metas o propósitos por cumplir. Si la imposibilidad de alcanzarlos es parte de la desesperación, hablar con un profesional puede mostrarle a la persona que hay todo un abanico de opciones de vida.
  • La esperanza por el futuro. La capacidad de verse proyectado en un tiempo posterior puede aligerar la presión de la situación actual que parece aplastante.

El suicidio y el consumo de sustancias

Las personas que tienen problemas con alcohol y drogas también tienen más riesgo de pensamientos o conductas suicidas. El alcohol y algunas drogas tienen efectos depresivos sobre el cerebro. Es especialmente cierto en el caso de los adolescentes, y más en los que ya tienen tendencia por su biología, sus antecedentes familiares y otras situaciones estresantes.

Además de sus efectos depresivos, las drogas y el alcohol interfieren con la capacidad de evaluar los riesgos, hacer buenas elecciones y pensar en soluciones a los problemas, que como ya se ha visto es una característica de la conducta suicida. Muchos intentos de suicidio ocurren cuando una persona se encuentra bajo los efectos de estas sustancias. (I)