En la actualidad las cámaras fotográficas son dispositivos manuales y prácticos de llevar, incluso los smartphones están equipados con avanzados sistemas para tomar fotografías de gran calidad. Pero en el pasado las cámaras para hacer fotos podían consistir en verdaderos monstruos.

Uno de estos casos es la Fairchild K-17, una cámara para hacer fotos aéreas que fue diseñada en la década de 1940 por Fairchild Camera and Instrument y fabricada bajo licencia para la Fuerza Aérea de los EE. UU. por Folmer Graflex en Rochester, Nueva York.

Se utilizó para realizar fotografías aéreas verticales y oblicuas durante la II Guerra Mundial. Utilizaba un rollo de película de 9 ½ pulgadas de ancho para imágenes de 9 pulgadas x 9 pulgadas (22,86 × 22,86 cm) y tenía conos intercambiables con lentes Bausch y Lomb Metrogon de 6, 12 y 24 pulgadas de distancia focal (15 cm, 30,5 cm y 61 cm).

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Poner en funcionamiento este aparato no era nada fácil. Entonces era identificada como ''portátil'' pero una K-17 completa con un cono de lente de 12 pulgadas y un cargador completo pesaba alrededor de 55 libras. Con una lente de 24 pulgadas en lugar de la de 12 pulgadas, el peso subía a cerca de 75 libras, detalla el portal DIY Photography.

Una cámara similar a la Fairchild K-17, la Fairchild K-20, fue colocada en el avión bombardero Boeing B-29 bautizado como Enola Gay, para fotografiar la nube en forma de hongo que se formó sobre Hiroshima tras el lanzamiento de la bomba atómica Little Boy. (I)