Un grupo de investigación liderado por la Universidad Complutense de Madrid ha demostrado -en modelos animales- que la ayahuasca, un té alucinógeno usado por sociedades indígenas de la Amazonía con fines chamánicos, es capaz de formar neuronas y otras células cerebrales, convirtiéndose así en una potencial terapia para trastornos psiquiátricos y enfermedades neurodegenerativas.