La contaminación plástica, que se hace cada vez más patente en la tierra, el agua y el aire, se ha hecho detectable también en órganos y tejidos humanos en forma de micro y nanoplásticos.
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La contaminación plástica, que se hace cada vez más patente en la tierra, el agua y el aire, se ha hecho detectable también en órganos y tejidos humanos.
La contaminación plástica, que se hace cada vez más patente en la tierra, el agua y el aire, se ha hecho detectable también en órganos y tejidos humanos en forma de micro y nanoplásticos.
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Lo anunció en una carta destinada al primer ministro canadiense, Mark Carney, similar a las que ha transmitido desde el lunes a una veintena de países.
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