Aunque los lactantes no están dentro del grupo de mayor riesgo en caso de contraer el COVID-19, la fiebre sería generalmente el síntoma más frecuente y en ocasiones el único.

Un estudio publicado en The Journal of Pediatrics ha concluido que los niños menores de 90 días de nacidos, que han dado positivo para el nuevo coronavirus presentan en común un síntoma: la fiebre.

La revista médica Pediatrics, también explica que en un registro de 2143 niños positivos a la enfermedad, el 80% de ellos cursaron la enfermedad sin síntomas o éstos fueron muy leves.

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El estudio se realizó en el Hospital de Niños Ann & Robert H. Lurie de Chicago (Estados Unidos) con 171 lactantes menores de 90 días.

Según los investigadores, la mayoría de los bebés estudiados en el hospital tenían fiebre y 18 dieron positivo en la prueba de RT-PCR para el COVID-10.

Pese al diagnóstico de la enfermedad, ninguno requirió oxígeno, asistencia respiratoria ni cuidados intensivos.

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Como los lactantes no pueden expresar las dolencias verbalmente, es muy importante estar atentos por si el menor presenta problemas para tragar, náuseas vómitos al alimentarse (seis de nueve tenían síntomas gastrointestinales) o fiebre, que sería el síntoma clave en la detección del nuevo coronavirus en los bebés lactantes.

Sin embargo, "la evaluación de infección bacteriana en bebés pequeños con fiebre sigue siendo importante", asegura Leena B. Mithal, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas de Lurie Children's.

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"La decisión de ingresar en el hospital se basa en la edad, la necesidad de tratamiento preventivo de la infección bacteriana, la evaluación clínica, la tolerancia a la alimentación y la adecuación del seguimiento", detalla Mithal.

El artículo devela otro dato curioso y es que la mayor incidencia de bebés lactantes contagiados de COVID-19 son latinoamericanos, llegando al 78% de repercusión en contagios.

La especialista y también profesora asistente de pediatría de la Universidad Northwestern, asegura que esto se debe también a factores adicionales que contribuyan a una mayoría desproporcionada de los casos, por ejemplo el poco acceso a consultorios pediátricos de atención primaria o telemedicina, mayor exposición y riesgo de contagio de otros miembros de la familia y escasez de medicamentos o insumos médicos.

Si la madre de un lactante llega a contagiarse con el virus, es importante no suspender la alimentación por leche materna, ya que el menor está adquiriendo por esta vía todas las defensas que necesita para su crecimiento, recomiendan los pediatras. (I)

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