El ozono es uno de los gases que se utilizan para la desinfección de varios espacios durante la pandemia del coronavirus COVID-19. Sin embargo, su eficacia contra este ha sido cuestionado por especialistas ya que aún no hay ningún estudio que certifique que cumple con la función de acabar con el virus.

Pese a que no existe evidencia de su capacidad efectiva ante el coronavirus, si ha quedado comprobada su acción frente a otros virus o bacterias, además de eliminar malos olores. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el ozono es el desinfectante más potente contra todo tipo de microorganismos. Sin embargo, su uso es más extendido en centros médicos o industrias.

Investigadores del IQS-Universitat Ramon Llull dijeron a La Vanguardia que el ozono es un gas que destruye la materia orgánica. Además que para que sea efectivo es necesaria una concentración de 20 partes por millón con una humedad relativa del 80%, pero para los humanos es tóxico a 0,5 ppm lo que puede problemas de salud.

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“El problema es que se basan en el cloro, en la lejía, que genera compuestos clorados y, por un ecologismo mal entendido, el ozono se presenta como una alternativa”, añadieron en el medio de comunicación.

En declaraciones del mismo rotativo, Xavier Abad, jefe de la Unidad de Biocontención en IRTA-CReSA, explicó que la capacidad desinfectante del ozono se ha comprobado en líquidos.

Un estudio realizado por la Pontificia Universidad Católica de Quito (PUCE) alertó que el ozono tampoco se debe usar como suero o intrapulmonar como terapia contra el virus ya que no hay evidencia que tenga una efectividad clínica. (I)