Los expertos franceses indican que el tiempo de maduración ideal para un queso brie debe ser de entre seis y ocho semanas. Solo así se consigue que lo que empezó siendo simplemente leche cruda de vaca, se convierta en esa deliciosa pasta láctica, con aromas de leche fresca, notas afrutadas y recuerdos de frutos secos, que envuelto en una fina y suave capa, formada por moho y bacterias comestibles, lo convierten en este manjar que se elabora desde la época del emperador Carlomagno.