Millones de personas en el mundo inevitablemente han tenido que reducir su contacto social y pasar tiempo en aislamiento para combatir el coronavirus. Y muchos lo están haciendo sin compañía, sea porque lo eligieron o porque no había más opción.

Frank McAndrew, psicólogo evolutivo del desarrollo humano en el Knox College, en Illinois, nota que la cuarentena obligatoria es particularmente inquietante. “Estar aislado le da a uno una sensación de estar a merced de otras personas y de otras fuerzas incontrolables como la pandemia. Esto conduce a una sensación de vulnerabilidad e incertidumbre sobre el futuro, que puede ser muy desequilibrante”, dijo a la revista de negocios Quartz.

Periodos prolongados en situaciones en las que nada cambia pueden hacer que la gente se vuelque hacia dentro de sí misma, considera McAndrew. “Para aquellos desacostumbrados a esa clase de introspección y reflexión, la experiencia puede conducir a emociones negativas, y en casos extremos, una confusión de las fronteras entre lo que está sucediendo en la mente y lo que está sucediendo alrededor”.

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Recrear la normalidad

Sue Firth, psicóloga ocupacional en Reino Unido, dice que los humanos necesitan la capacidad de tomar decisiones y estar en control, una sensación de comunidad y conexión con otros y propósito o eficacia. Sugiere recrear todo esto al estar en aislamiento, sea en videoconferencia con los amigos, creándose una estructura de trabajo personal, haciendo ejercicios con videos de yoga o baile.

Para aquellos que no están en aislamiento estricto y disponen al menos de unas horas al día para circular, ayudar a otros puede crear una sensación de comunidad. La soledad es un serio riesgo de salud para las personas mayores que son vulnerables al coronavirus y están imposibilitados de reunirse con otros. Los grupos en línea que ofrecen hacer compras y otras tareas pueden asistir a los que sufren lo peor del aislamiento.

Aunque el autocuidado es importante, el tratamiento profesional es indispensable para un amplio rango de problemas de salud mental. Pero estas implicaciones no son una excusa para no hacer la cuarentena. Es esencial seguir la guía profesional en cómo combatir el virus, así como es importante reconocer las dificultades. En tiempos de aislamiento, podemos apoyarnos reconociendo las luchas de los que se enfrentan a una condición de salud mental, y proveyendo consuelo incluso a la distancia.

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Propuestas de un psicoanalista

"Cuando hablamos de lo que se dice, a grandes rasgos, la mente, no existen indicaciones, porque estaríamos hablando de adiestramiento. Lo cual llevaría a la muerte de la historicidad y heurística (capacidad de descubrir, de inventar) de la subjetividad.

Debido al COVID-19 se tomaron medidas que cambiaron por completo nuestra cómoda vida diaria, regidas por normas básicas: ve a la escuela, colegio, trabajo, misa, cásate, ten hijos, haz una maestría, sé activista… y eso ya hace sufrida la vida. Ahora llevamos a cabo un encierro, debido a indicaciones que tenemos que cumplir. Dar aquí indicaciones sobre indicaciones va a terminar de angustiarnos más que tranquilizarnos.

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Al estar en casa por obligación, habiendo agotado las 100 actividades que recomiendan pedagogos y psicólogos, llega un momento en el cual ya no hay nada que hacer. Cuando Netflix o las redes sociales nos han rebosado​ de sentido, tenemos un encuentro con la vida en serio. ¿Sabemos llevarla o no? Creíamos que la vida era lo que se nos había indicado, pero resulta que es algo más angustiante: no sentirse productivo, no ganar dinero, estar entre cuatro paredes.

Lo único que queda es inventar una mejor forma de llevar la vida: modesta, humilde, empática y sensible, a sabiendas de que la muerte siempre nos está dando la vuelta.

Por mucho tiempo nos acostumbramos a un engaño que algunos sostienen hasta su muerte. Renegamos de lo que sucede, cuando lo que sucede es la vida que no sabemos vivir.

Creería que no importa la profesión, ganar dinero o todo lo demás, porque la vida está comprometida.

Estamos en guerra y hay que tomar medidas de supervivencia. Nosotros, seres humanos occidentales de 2020 con cultura ecuatoriana, no estamos preparados para afrontar ningún embate fortuito que implique sufrimiento.

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Aprenda a racionar, coma lo mínimo, sea austero, humilde, conéctese con los que habitan en su hogar. Sepa respetar a los otros, quienes también están pasando sus propias guerras: no abuse con el abastecimiento.

Propongo retiros dentro del hogar. Tener un espacio a solas, una o dos horas. Luego de rutinas por las cuales la familia no se veía, entrar a la repentina convivencia, más allá de un fin de semana, puede ser pernicioso. El retiro para sí mismo es importante.

Toda la vida nos hemos planteado cosas para no aburrirnos, para mantener a los niños tranquilos. Pero hoy, en esta situación, la bulla es ensordecedora.

Lo único que queda es inventar una mejor forma de llevar la vida: modesta, humilde, empática y sensible, a sabiendas de que la muerte siempre nos está dando la vuelta".

Carlos Silva Koppel, psicoanalista, @filosofocar