Puede no haber golpes ni intentos de pegar. No se ha levantado la mano. No hay malas palabras ni insultos. Pero una vez que ocurre hay incomodidad, un mal rato. Se siente desvalorizada, minimizada, anulada.
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El maltrato nunca es sutil: vivimos expuestos a patrones de violencia que dañan a toda la familia, pero no reaccionamos hasta que vemos las consecuencias de cerca.


Puede no haber golpes ni intentos de pegar. No se ha levantado la mano. No hay malas palabras ni insultos. Pero una vez que ocurre hay incomodidad, un mal rato. Se siente desvalorizada, minimizada, anulada.
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