Las personas que luchan con la ansiedad deberían recordar unas reglas muy simples. Primero, niveles bajos de azúcar en la sangre, deshidratación, consumo de alcohol, cafeína y cigarrillo pueden precipitar o imitar los síntomas de la ansiedad. 

Comer a las horas apropiadas y prevenir los estados hipoglucémicos es importante. Hidratarse con agua sin aditivos es lo mejor, de seis a ocho vasos al día. Y aunque la nicotina no causa ansiedad, la abstinencia genera señales que se le asemejan, llevando a que la persona fume de nuevo para tranquilizarse. Puede convertirse en un problema, ya que la nicotina también eleva la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca, que están entre los síntomas de la ansiedad. 

Tal vez sea tentador apoyarse en el alcohol para calmar los nervios, pero el exceso conduce a su propio juego de problemas emocionales y físicos. 

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Muchas bebidas carbonatadas contienen cafeína y demasiada azúcar. Revisar esos datos y sustituir los refrescos por agua simple o mineral puede ser una opción más saludable. 

Proyectar una dieta bien balanceada, con las cantidades recomendadas de frutas, vegetales, carnes magras y grasas saludables, sigue siendo una buena recomendación no solo para evitar el sobrepeso. Menos comidas procesadas y azucaradas significa que el cuerpo experimenta menos picos y caídas de azúcar en la sangre, lo que ayuda a reducir la sensación de ansiedad. Puesto en palabras sencillas, un subidón de azúcar puede parecerse a un ataque de pánico. 

Por ejemplo, comer una cena precocida y recalentada con helado de crema puede afectarlo diferente que comer pollo con brócoli y pasta hecha de granos enteros o quinua. Esta última comida, no procesada, le permite cerciorarse de que no habrá azúcar añadida o muy poca. Tomará más tiempo metabolizar esos alimentos, se sentirá lleno por más tiempo y sus niveles de azúcar estarán equilibrados en vez de subiendo y bajando. 

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El dulce y la ansiedad

El azúcar es capaz de esconderse incluso en las comidas que consideramos ‘saladas’. Muchos no nos damos cuenta de esto. Un ejemplo es la salsa de tomate. Considere las porciones que le dan en el restaurante. Media tacita de salsa contiene 12 gramos de azúcar (tres cucharadas, pues hay 4 gramos de azúcar en cada cucharada). ¿Quién se conforma con media tacita de salsa para la hamburguesa? La mayoría de las personas consume hasta dos, es decir, doce cucharadas de azúcar en la comida, y solo estaríamos hablando de la salsa.

Mientras, consumir azúcar de fuentes naturales, como una porción de fruta fresca (no deshidratada ni en jugo), afecta al cuerpo de manera diferente que el azúcar escondida. 

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¿Cuándo empezar?

Lo ideal es hablar con su médico antes de hacer un cambio drástico en su dieta. Su doctor lo puede referir a un nutricionista si necesita guía detallada. 

Como con cualquier cambio, su cuerpo le pedirá tiempo para ajustarse. Si está sano en general y deja el azúcar procesada, sentirá que sus niveles de ansiedad disminuyen lentamente. Si la dieta es su única arma contra la ansiedad, este cambio puede ser no evidente o inmediato. Hable con el médico sobre medicación. Un tratamiento integrado, que incluya tal vez psicoterapia, técnicas de relajación e higiene del sueño, son partes importantes del cuidado. 

La comida y la conducta

La ansiedad está relacionada con algunas enfermedades físicas. Ponga atención a lo que come. La literatura sobre los efectos de la dieta en la ansiedad resaltan que las comidas altas en grasa, azúcar o las más gratas al paladar pueden afectar la conducta en animales, y esto podría ser igual en los humanos.

Póngalos en su lista

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  •  Considere una dieta como la mediterránea. 
  •  Corte el azúcar y las comidas procesadas.
  •  Disminuya la cafeína, el alcohol, y deje de fumar.
  •  Consuma alimentos ricos en zinc, vitamina B, ácidos grasos omega 3 y probióticos.

CONSTANTE Y PROGRESIVO

Los desórdenes por ansiedad involucran más que preocupación momentánea. En este caso, la persona no logra volver a la calma. Los síntomas pueden interrumpir el trabajo, los estudios y las relaciones 

interpersonales. 

UN CONJUNTO DE TRASTORNOS

Hay varios tipos de desórdenes por ansiedad, incluyendo el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y varias fobias. Son más frecuentes en las mujeres (4,6 % de la población) que en los hombres (2,6 %).

CIFRA

El 3,6 % de la población mundial padecía de algún trastorno de ansiedad en 2015 (OMS).

Fuente: Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard