No habla de su edad y poco de su vida familiar. Dante Anzolini, director artístico de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, nos regala una entrevista donde lo que sale de forma explosiva es su pasión artística, que engloba las ilimitadas expresiones musicales de un maestro que las ha explorado, ejecutado y creado a fondo. Y tiene esa magia polifacética de los artistas que se atreven a romper cualquier barrera, como dirigir la orquesta de Chicago, la legendaria comedia musical que hoy se puede ver en el TSA en su función final.

Su magnetismo en el escenario es tan hipnótico con sus músicos como con el público, porque a pesar de que lo vemos de espaldas durante los conciertos, los sonidos que se desprenden a través de sus movimientos cautivan al auditorio de manera prodigiosa.

En su trayectoria, Dante parece  acercarse al poeta que nos lleva a todos los círculos posibles de la vida... con la música.