En el mes internacional de la mujer, dedico esta columna a Araceli Gilbert (1914-1993), la artista ecuatoriana más relevante del siglo XX. En sus múltiples estadías en Chile, Estados Unidos y Francia, adquirió una revolucionaria visión del arte, nunca desligándose de su identidad ecuatoriana, y cambió el curso de la producción artística del Ecuador dominada por lo masculino, lo figurativo, el realismo social y lo indigenista. Con su visión vanguardista fue la primera en introducir el abstraccionismo geométrico a sus coetáneos Enrique Tábara, Estuardo Maldonado, Luis Molinari, entre otros.

El Museo Nacional del Ecuador en Quito (MuNa), ubicado en el Edificio de los Espejos de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, acoge la muestra pictórica retrospectiva Araceli Gilbert: Ritmo y Color, inaugurada el 20 de diciembre y en exhibición hasta finales de abril. Esta encabeza una serie de exposiciones temporales dedicadas a artistas locales que se darán en la Red de Museos del Ecuador, anunciada por el ministro de Cultura y Patrimonio, Raúl Pérez Torres; tiene como propósito visibilizar la producción artística local.

El MuNa reúne 20 obras realizadas por la artista entre 1950 y 1985, que pertenecen a colecciones privadas y públicas de Guayaquil, Quito y Cuenca, un video biográfico y fotografías. El equipo curatorial estuvo conformado por Lenin Oña, catedrático de arte; la curadora de arte Adriana Díaz y Marcela Blomberg, fundadora del Archivo Blomberg. En sus pinturas se percibe la asimilación estética de las corrientes europeas, pero prevalecen los colores latinoamericanos: generan introspección y sentimiento a través del movimiento de las formas geométricas y los colores vivos. Las pinturas elegidas destacan su clímax creativo. La inclusión de material de soporte, como textos y fotografías, y las actividades paralelas revitalizan a la exhibición.

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En Araceli Gilbert: ritmo y color, los tres ejes temáticos son el universo personal de Araceli, el abstraccionismo como su búsqueda artística y los aportes de la artista a partir de la cromática de la naturaleza y la cultura ecuatoriana. Al ingresar a la sala temporal se distingue Manhattan, creada en 1985 en acrílico sobre lienzo. Con figuras rectangulares alargadas, la pintura mimetiza los altibajos de una vida nómada y la firmeza de la arquitectura y la cultura de las ciudades habitadas. Para Guayaquil, esta obra es ícono ya que, en 2014 Rosa Amelia Alvarado, en ese entonces presidenta de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Guayas, ideó ubicar un mural de 16 metros de alto por 6 metros de ancho de la misma en la fachada oeste del edificio; el artista Carlos Swett fue comisionado para su ejecución.

En salas adyacentes se ubican las pinturas en pares, Diagonal No. 3, 1953, y Diagonal No. 2, Quito, 1976, con perfecta sincronía cromática; asimismo Formas en Equilibrio, 1952, y Homenaje a Antonio Webern, 1961. Le siguen fotografías del montaje del Mural cinético en 1981, en el Banco Central del Ecuador en Guayaquil, tomadas del Archivo Blomberg y una proyección de video. El montaje es impecable, la señalética de igual manera y la atención al visitante de nivel internacional, con personal dispuesto a atender al público.

La exhibición maneja el mismo sistema de curaduría que el MuNa con su muestra permanente: los ejes temáticos. No es un museo que limita la visita a un orden, pero no por esto es desordenado, más bien ofrece varias perspectivas al mismo contenido.

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En general, la intervención reciente del museo, de no más de cuatro años atrás, ha generado una institución sofisticada y de infraestructura de primera. Una característica que debo resaltar sobre esta exhibición en el MuNa es que cuenta con un catálogo digital extenso, que se puede encontrar fácilmente en la página web oficial del museo, que comprueba el riguroso trabajo de investigación llevado a cabo no solo por la curadora sino por todos los involucrados, pero creo aún más importante la intención plena en rescatar la memoria de esta artista mujer, cuya obra es de incalculable valor cultural para las artes visuales del Ecuador y merece el reconocimiento otorgado. (O)