“Yo llegué aquí en 1955. A la calle Guayacanes. Estudiaba en el Espíritu Santo, que era en Plaza Triángulo. Ahí mi casa sigue intacta y ahora está plasmada en este libro”.
Estos son los recuerdos que evoca el guayaquileño Gabriel Rendón, quien tiene 77 años y fue uno de los fundadores de la Urbanización del Salado (Urdesa).
Este barrio cumplió en junio pasado sus 70 años de creación. Sus vecinos se reunieron y revisaron las escrituras de sus viviendas de entre 1955 y 1956.
Recordaron momentos e incluso vieron fotos de un sobrevuelo que se hizo para reconocer este terreno que pertenece a la parroquia Tarqui.
Allí, el arquitecto Alamiro González creó un nuevo concepto de diseño de ciudad acoplándose a la geografía del estero, algo que atrajo a muchos guayaquileños a vivir allí.
Así se describe en el libro Urdesa única, de Daniel Adum Gilbert, que detalla cómo se fundó este barrio tradicional del Puerto Principal, que este mes conmemora sus 490 años del proceso fundacional.
Este barrio, según registro del Municipio de Guayaquil, tiene 8.845 habitantes. Pasó de ser un barrio residencial a convertirse en un ícono del comercio en la Perla del Pacífico, ya que sus avenidas se volvieron populares, como la tradicional Víctor Emilio Estrada que es su columna vertebral.
Rendón comenta que Urdesa siempre fue el barrio que todo guayaquileño quiso visitar. Allí se realizaban exhibiciones de caballos, de vehículos, desfiles en las fiestas julianas, ferias de ventas de diversos productos en el parque de Urdesa.
Otro sitio emblemático para urdesinos y visitantes era la tienda Enterprise, al final de Urdesa, junto a Miraflores, un clásico para reunirse con amigos en previas o después de las fiestas, celebraciones o ver los partidos de fútbol.
Esta tienda se mantiene. Allí los hermanos Eduardo, Jimmy y Kléber Coronel siguen atendiendo en la despensa que tiene más de 50 años.
Ellos cuentan que por décadas han sido un ícono de Urdesa, porque siempre llegaban personas a reunirse para departir, escuchar música, tomar algo, fumar cigarrillo, etc.
“Urdesa no solo es un barrio, es un ejemplo de barrio para Guayaquil, aquí se construyeron los primeros colegios, las exhibiciones de caballos, la venta de la comida rápida también se puso muy de moda”, recuerda Kléber.
En tanto que Eduardo, su hermano, dice que otro referente de este barrio fue que hace 50 años el estero no era tan “salado” como ahora debido a la contaminación.
“El agua era cristalina para bañarse, incluso pescaban lisa, corvina, jaiba, se realizaban paseos en canoa también y ahora no se puede”, detalla.
Los hijos de Jimmy, Fabricio e Íngrid, recuerdan que antes salían a pasear en bicicleta por la Víctor Emilio. “Llegábamos hasta ya casi a lo que terminaba Urdesa, en ese tiempo se podía pasear sin temor”, recuerda Íngrid, junto con su hija, de quien ahora no puede despegar la mirada mientras salen a jugar con sus primas al portal.
Su vida ha sido en la Víctor Emilio Estrada, a la que ahora ve con mucha nostalgia, su crecimiento continúa y Urdesa en sus 70 años sigue siendo bella.
“Urdesa siempre ha tenido esa belleza, ese gusto que las personas quieren visitar. Queremos mantener las celebraciones en la nueva generación”, dice la mujer de 36 años.(I)