La presencia de polvo en muebles y demás artículos dentro de las viviendas se ha convertido en una constante para los moradores de la cooperativa Carlos Magno, norte de Guayaquil. En un tramo de la av. Teodoro Alvarado Oleas, una de las vías principales de ese sector, se están ejecutando trabajos que, a decir de los pobladores, “están demorados”.
Basta avanzar unos metros de la avenida, ingresando desde la Francisco de Orellana con dirección a la cooperativa, para observar las cintas naranjas ubicadas a los costados y que alertan del inicio de los trabajos.
Publicidad
Tramos de la av. Quito se cierran por trabajos de bacheo asfáltico
En un tramo de un poco más de un kilómetro se visualizan grandes huecos y pozas sobre la calzada. En los costados de la vía también se observan tubos expuestos y algunos montículos de tierra.
Por los huecos, algunos bastante profundos, los conductores que transitan por el sector deben realizar maniobras para esquivarlos y evitar daños en la parte baja de los vehículos.
Publicidad
“Aquí hay carros que se han quedado embancados porque los huecos se van haciendo más y más grandes. Ahora con las lluvias está peor y una pocita ahora es un cráter”, dijo un morador de la cooperativa.
Otro residente, quien vive hace más de 20 años en el barrio, relató que una parte de los trabajos se iniciaron a mediados y otros a finales de 2023. Sin embargo, desde su visión, las labores han estado demoradas ya que no siempre se observa a cuadrillas trabajando.
“La gente aquí es como intermitente, a veces se ve que trabajan y otras no se ve nada”, refirió el hombre, quien pidió que haya celeridad en los trabajos ya que cada vez se complica más la movilidad en la zona.
Según Dora Luna, por los daños en la avenida, los taxis ya no quieren ingresar a la cooperativa. Hay tramos en la zona más baja que tienen huecos con agua empozada y que pueden cubrir poco más de la mitad de la llanta de un auto.
El tiempo que han tomado los trabajos, manifestó Luna, también ha afectado al comercio y los pocos negocios que se ubican sobre la vía. Los locales, al igual que las viviendas, atienden a puerta cerrada para evitar que el polvo ingrese a los inmuebles.
“Ya no vendo nada porque la gente que viene en carro ya no se puede quedar a un costado o cerca de la vereda porque todo está con tierra. Todo se llena de polvo, todo se está dañando, esto es invivible. Estoy vendiendo a ‘media llave’ porque cerrar no es una opción”, comentó el dueño de una tienda de abarrotes.
Intenso tráfico en la av. Francisco de Orellana por trabajos en juntas
El propietario de un taller mecánico ubicado en el ingreso a la cooperativa, señaló que los clientes ya no quieren llegar hasta el negocio por los huecos en la vía y por el exceso de polvo. En su caso puntual, pasó de atender entre ocho a diez clientes a la mitad.
“Que se haga todo lo más rápido, no nos oponemos a los trabajos, pero también piensen en que mientras más demoran, más perdemos”, afirmó.
Por todos estos motivos, los moradores de la cooperativa Carlos Magno piden al Municipio que se agilicen las labores en la avenida y se fije una fecha para el fin de la obra. (I)