La alegría de convertirse en madre por primera vez se ha tornado en un tiempo de angustia para Johanna Poveda Bazurto.
A la complicación médica de su bebé, que nació con 32 semanas de gestación, se suman lo que ella percibe como ‘trabas’ de la clínica privada donde permanece el niño para que los gastos de su atención sean cubiertos por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) una vez que se complete la cobertura del seguro privado con el que hasta ahora lo asisten.
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La mujer contó que llegó de emergencia a la clínica del norte de Guayaquil el sábado 14 de septiembre, pues tenía pérdida del líquido amniótico y algo de sangrado. Pese a esos síntomas, no la querían “atender por el IESS y tampoco por el seguro privado, porque el seguro privado no les respondía”.
Según ella, para atenderla le pusieron como condición una garantía de $ 1.000. En medio del apuro, su esposo encontró una forma de conseguir y depositar ese valor. Luego de aproximadamente una hora, dijo, le hicieron la cesárea, pero el bebé no reaccionó sino hasta después de cinco minutos, por eso fue llevado a una termocuna en la unidad de cuidados intensivos (UCI), donde está hasta la fecha.
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Después de parir, Poveda fue trasladada a una habitación y recién allí le indicaron que el seguro privado, que tiene por su trabajo, respondió y que la intervención sería asumida por esa vía.
“Ellos (en la clínica) dijeron: ‘No, no estamos trabajando con el IESS‘. Cuando a mí me dan de alta (el lunes 16) nosotros pagamos la prima que se cancela”, expresó y detalló que ese valor fue de aproximadamente $ 2.000 y el seguro privado asumió algo más de $ 1.000.
Ya fuera de la clínica, su niño siguió en UCI, de hecho, debe permanecer allí, según le han dicho, de 20 a 30 días más por las condiciones en las que nació. Con ese escenario, mencionó la mujer, habló con la aseguradora privada para que también cubra los gastos del pequeño.
“Me dijeron que me iban a ayudar, pero que la cobertura solo es de $ 10.000 de hospitalización, (...) de eso yo tengo que pagar $ 3.000, porque solo cubre 70-30. Y ahora esa cobertura que el bebé tiene, que es mía y que hicieron una excepción para el bebé, ya está por terminarse. Ya están casi cerca de los $ 8.000 y el bebé está bastante complicado”, comentó Poveda con preocupación.
Ante esto, sostuvo, su salida es recurrir al IESS, instancia a la que ya ha acudido a exponer su caso y en la que ha tenido acogida.
Pero para que el IESS, añadió, asuma los gastos venideros una vez terminada la cobertura del seguro privado, le piden que la clínica emita un documento en el que se certifique que fue atendida por emergencia.
Es allí, recalcó Poveda, donde están las ‘trabas’, porque, aunque ha solicitado en varias ocasiones esto a la clínica, se niegan a darle la certificación.
La mañana de este martes, 24 de septiembre, acudió al centro médico en busca de una respuesta que le ofrecieron anoche, pero salió con la misma desazón con la que llegó.
La respuesta fue, dijo: “Que no, que me reúna con el abogado. Ellos no quieren ceder a la petición o solicitud que se les está haciendo (IESS)”.
”La cobertura (del seguro privado) duraría hasta mañana (miércoles 25). Y de ahí yo tengo que dar a ellos (clínica) para que puedan atender al niño $ 1.000 diarios. Diarios, ni siquiera es que tengo que pagar mensual o al final, no. Tengo que dar $ 1.000 diarios, dinero con el que obviamente no cuento. Estoy desesperada, porque tengo miedo de que lo vayan a sacar al bebé (de la clínica)”, expresó la mujer entre lágrimas y con la voz entrecortada.
De acuerdo con la ley, en los casos en que se determine que los usuarios o pacientes de la red pública integral de salud son también titulares o beneficiarios de compañías que financien servicios de atención integral de salud prepagada o seguros de asistencia médica, estos recibirán la cobertura de dicho contrato o seguro hasta el monto establecido en cada plan.
Luego de esto, excepto los casos de siniestros de tránsito, viene la cobertura del IESS y la del Ministerio de Salud Pública. (I)