El modelo de las fundaciones, que datan desde los 90 en la ciudad, será analizado en la nueva administración municipal que presidirá Aquiles Álvarez, quien resultó electo como alcalde el pasado 5 de febrero, el próximo 14 de mayo.

Esta figura, que es una especie de delegación de funciones desde el cabildo, ha sido cuestionada por diferentes frentes civiles. La falta de transparencia ha sido uno de los elementos que más se ha criticado desde la sociedad civil.

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En 2021, representantes del grupo ciudadano Todos por Guayaquil, presentaron ante la Corte Constitucional ecuatoriana (CC) un pedido de dictamen de constitucionalidad de una consulta popular en la que proponían la disolución y liquidación de las fundaciones municipales.

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Álvarez ha indicado que el análisis de la funcionalidad de las fundaciones forma parte de las preocupaciones de la administración entrante y que se analizará en su momento.

“Las fundaciones son realidades que están estructuradas hace más de quince años. (...) Una cosa son los sueños que se quieren alcanzar, otra cosa son las realidades que se han convertido en pesadilla”, dijo el alcalde electo en una de las primeras ruedas de prensa que ofreció en Guayaquil luego de las elecciones.

Pero, ¿cuántas fundaciones existen en la ciudad? En 1997 data la creación de la primera fundación en la ciudad: fundación Malecón 2000. Esta organización se encargó de la ejecución del proyecto del malecón en el centro de la ciudad.

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A esta se suman otras tres que se encargan de temas relacionados con la operación de las terminales, tanto terrestres como aérea, así como de la infraestructura urbana y de espacios de esparcimiento clave dentro de la urbe: Guayaquil Siglo XXI, Fundación Autoridad Aeroportuaria y Fundación Terminal Terrestre.

Entre las cuatro fundaciones se concentran 763 empleados en diferentes áreas y cargos. Los salarios de los cargos de gerentes superan los $ 4.000 y el más bajo es un básico $ 450.

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Fundación Terminal Terrestre nació en el 2002. Foto: El Universo

Para Manuel Macías, director del Observatorio de Políticas Públicas de Guayaquil, la forma en que se estructuró el modelo de gestión de las fundaciones es lo que ahora representa inconvenientes. Por ejemplo, explicó, se concibió a las organizaciones como una forma privada que maneja dinero público.

“Las fundaciones tienen funciones que las pueden asumir direcciones o empresas públicas. Esto permitiría que, al ser un ente público, se transparente el manejo de fondos”, dijo Macías.

Citó a la fundación Siglo XXI que podría fusionarse a la dirección de Obras Públicas.

Según el cabildo, las fundaciones tienen diferentes estatutos, relación con la Administración pública y formas de financiamiento. Estas no generan réditos para las arcas municipales y cada una redistribuye sus ingresos de acuerdo al objetivo para el que haya sido creada.

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El director del Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos de Guayaquil, César Cárdenas, dijo que al manejarse un modelo parecido al de una organización privada se da paso a que exista “opacidad” en la parte financiera.

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Tanto Macías como Cárdenas recomiendan que se realicen auditorías integrales a las fundaciones y en ese análisis se baraje la opción de reorganizarlas adhiriéndolas a direcciones municipales.

Una opción a criterio de Cárdenas es que las organizaciones se conviertan en empresas públicas. Esto para que puedan realizar rendiciones de cuenta anuales y el manejo de los fondos sea público.

A más de las fundaciones, al momento existen siete empresas públicas: Empresa Pública Municipal para la Gestión de la Innovación y la Competitividad, la Empresa Pública Municipal de Acción Social y Educación de Guayaquil (DASE), Empresa Pública Municipal de Vivienda, Registro de la Propiedad, de Tránsito y Movilidad, de Agua Potable y Alcantarillado y de Turismo y Promoción Cívica.

Macías manifestó que el reto del alcalde electo es reorganizar las funciones que cumplen las fundaciones, evitando que prime la burocracia y se pierdan las acciones que actualmente ejecutan. (I)