El uso de vehículos para realizar detonaciones con explosivos en zonas urbanas ha generado preocupación. Si bien se habían registrado coches bomba en Quito y Guayaquil, estos no se habían detonado en zonas muy concurridas ni en horarios con alto flujo de personas.

La última explosión evidencia un patrón más agresivo, pues se escogieron un lugar y una hora muy transitados. Además, se trata de un sitio emblemático: una zona comercial y turística donde se ubican el mall más grande de Guayaquil, tres hoteles de cadena y torres de departamentos y oficinas.

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Esa zona, conocida como Ciudad del Sol, tiene más de 25 años de desarrollo. La mayoría de sus edificios fue promovida por Pronobis, la división inmobiliaria del Consorcio Nobis.

La camioneta que explotó quedó entre el Hotel Sheraton y el edificio 100 Business Plaza, uno de los más nuevos del sector, con fachada de cristal. Frente a este punto, cruzando la calle, está el Mall del Sol.

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El estallido ocurrió pasadas las 18:30. La onda expansiva se extendió más de 150 metros y afectó ventanales de edificios cercanos, además de romper parabrisas de vehículos. Un taxista falleció y 26 personas resultaron heridas, algunas por esquirlas del vehículo.

Policías que llegaron al sitio indicaron que, de haber detonado el segundo vehículo hallado en el área, los daños habrían sido mayores. El jefe de la Zona 8, Francisco Zumárraga, señaló que los explosivos utilizados son propios de la minería para fracturar rocas.

Es decir, se trata de explosivos de alta potencia. Personas que grababan con sus celulares —creyendo que se trataba solo de un incendio vehicular— sintieron la fuerza del estallido.

La av. Joaquín Orrantia estuvo cerrada tres días por las investigaciones, que se realizan con apoyo del FBI de Estados Unidos. Recién al mediodía del viernes se reabrió la circulación.

Aún no se cuantifican las pérdidas, pero el Mall del Sol cerró un día (patio de comidas y tiendas sin atención), lo que significó cero ventas durante esa jornada. Los edificios del área también registraron daños en fachadas. En estos días, trabajadores han estado cambiando vidrios rotos por la onda expansiva. Mientras tanto, colaboradores de oficinas fueron enviados a teletrabajo.

Tras la explosión, Segura EP —ente municipal— envió personal técnico de la Dirección de Gestión de Riesgos del Municipio para evaluar bienes públicos y edificaciones del sector. Hubo seis edificios afectados.

Los técnicos determinaron que las afectaciones corresponden a cristalería y perfilería de fachadas. Según Álex Anchundia, gerente de Segura EP, no se reportaron daños estructurales.

Anchundia enfatizó que, desde el Municipio, en coordinación con Policía, se acordó con el personal de los edificios establecer una labor conjunta para revisar protocolos de seguridad de cada inmueble y realizar simulacros ante casos similares.

A veces no se tiene la preparación suficiente porque son situaciones nuevas que están ocurriendo”, sostuvo el gerente de Segura EP y agregó que durante una reunión mantenida con los administradores de los edificios se solicitó la implementación de una Estación de Atención Segura (EAS).

Este Diario intentó obtener una versión del Grupo Nobis. A través de su agencia se indicó que no emitirán pronunciamiento hasta contar con informes oficiales. (I)