Han pasado más de dos meses desde que una mujer de 68 años fue ingresada al hospital Guayaquil, ubicado en el suburbio, tras sufrir una caída en su vivienda.

El accidente le provocó la fractura de la cadera y, desde entonces, su hija Keyla Ganchozo y la familia esperan que reciba la cirugía que necesita con urgencia.

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Sin embargo, desde el pasado 18 de julio, cuando ingresó, hasta este viernes, 19 de septiembre, la ciudadana no ha sido intervenida.

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La paciente es no vidente, diabética, hipertensa y tiene un marcapasos. A pesar de que su condición requiere cuidados especiales, sus familiares aseguraron que el hospital no ha dado respuestas claras.

Primero dijeron que no se podía operar porque faltaban insumos. Luego tras semanas de espera, cuando finalmente se completaron todos los exámenes, dijeron que los quirófanos no estaban habilitados para cirugías mayores como la de mi mamá”, explicó Keyla, hija de la paciente.

Mientras tanto, la adulta mayor permanece postrada en una cama.

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Su hija también presentó quejas sobre el servicio que darían supuestamente las enfermeras en esa casa de salud.

Aseguró que la atención es deficiente y que las condiciones no han sido las apropiadas.

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“A veces le dejan la comida a los pies, sin ayudarle a comer, y ella no puede hacerlo porque no ve. Le cambian los pañales con muchas horas de retraso y muchas veces no lo hacen”, relató.

Ella y su familia se dividen en turnos para poder acompañar a su madre.

Al inicio, Keyla había pedido permiso en su trabajo para pasar mayor tiempo en el hospital, pero actualmente ya tuvo que regresar a laborar. Una situación que le preocupa aún más, pues ahora no puede estar pendiente de su mamá todo el tiempo y de los tratos que le dan en el centro hospitalario.

La ciudadana gana un salario básico. Dijo que con ese dinero mantiene a su familia y ahora no le alcanza para costear los medicamentos de su madre.

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“Yo pago arriendo y servicios básicos también, a veces no puedo costear las medicinas y me ayudan mis primos y tíos. Mi mamá ha llegado a desvariar, a alucinar, nos dijeron hace una semana que un psiquiatra la iba a ver, pero hasta ahora no la ha chequeado nadie”, contó la hija de la paciente.

Durante estos dos meses, los familiares detallaron que han visto cómo otros pacientes ingresan y salen del hospital luego de ser operados, incluso personas menores que la mujer.

La situación se volvió aún más difícil cuando, en medio de la espera, la familia recibió una llamada de una clínica privada que les ofreció hacerse cargo de la derivación a cambio de $ 3.000.

“Nosotros no tenemos $ 3.000, por eso la tenemos a mi mamá en el hospital Guayaquil, porque no contamos con esos recursos”, insistió la hija.

La paciente necesita la operación de urgencia, insistieron sus familiares, quienes también comentaron estar recopilando información para realizar una denuncia del caso en la Fiscalía.

El pasado 15 de septiembre, este Diario se comunicó con personal del hospital Guayaquil, a través de la Coordinación Zonal 8 del Ministerio, para consultar sobre el caso de la paciente, quien lleva más de dos meses esperando una cirugía.

La respuesta del centro de salud fue que “la paciente se encuentra en proceso de derivación” y se ha notificado “para que le gestionen rápido el código de validación.

Cinco días después de esa declaración, la familia volvió a contactar a este Diario para informar que la mujer continúa internada, sin que se concrete la derivación ni la operación.

Sus allegados aseguran que la condición de la paciente empeora con el paso de los días y afirmaron que mantendrán su decisión de denunciar al hospital por la falta de celeridad en el proceso que ella necesita. (I)