A Sofía, de 4 años, le quitaron el celular. Empezaron los golpes sobre la mesa, los gritos y a mover los pies como para dar patadas y el llanto inconsolable. Esa situación se ha vuelto repetitiva en los últimos meses, ya que ella está en teleducación y permanece en la tableta por las tardes porque su madre regresó a trabajar de forma presencial y ahora está más expuesta a la tecnología debido a las clases online, los juegos y aplicaciones.