Boodsabann Chanthawong se unió recientemente a un número cada vez mayor de mujeres que desafían la tradición budista tailandesa al ser ordenada como monja novicia en un monasterio no reconocido fuera de Bangkok.

Boodsabann, quien lideraba una procesión de una veintena de mujeres –desde adolescentes a ancianas–, lloró mientras se preparaba para cambiar sus ropas blancas por las túnicas distintivas color azafrán que son una característica casi exclusiva de los monjes varones.

“Voy a superar este obstáculo y voy a ser ordenada como siempre he querido”, dijo la empresaria de 49 años antes de la ceremonia el 5 de diciembre, donde le afeitarían la cabeza. Se quedó durante nueve días en el templo budista.

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Oficialmente, solo los hombres pueden convertirse en monjes y novicios en Tailandia bajo una orden budista que desde 1928 ha prohibido la ordenación de mujeres. El país no reconoce a las monjas ni a las novicias.

Una opción para las devotas tailandesas es convertirse en monjas budistas vestidas de blanco, que siguen un régimen religioso menos estricto que los monjes y, a menudo, son relegadas a tareas de limpieza en los templos.

En los últimos años, más mujeres budistas tailandesas que buscan convertirse en “bhikkunis”, o monjas, han desafiado la tradición al buscar la otra opción: ser ordenadas en el extranjero, generalmente en Sri Lanka o India.

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Dhammananda Bhikkhuni, la abadesa del monasterio Songdhammakalyani, de 74 años, voló a Sri Lanka para ser ordenada en el 2001 como la primera mujer monje de Tailandia. Desde entonces, ha ayudado a mujeres como Boodsabann a unirse a la orden budista como novicias en las ceremonias de ordenación del monasterio cada abril y diciembre.

“Han pasado 90 años y el contexto social ha cambiado, pero aún no nos aceptan”, dijo Dhammananda en una entrevista en la biblioteca del templo, donde hay una estantería completa con libros sobre los derechos de las mujeres y su papel en la religión.

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“Es una pena que a las mujeres no se les permita tomar decisiones sobre sus propias vidas. Tienes que rebelarte contra la injusticia porque eso no está bien”, agregó.

El Gobierno de ese país manifiesta que esta situación no es una discriminación de género sino una cuestión de tradición y sostiene las mujeres son libres de viajar al extranjero para ser ordenadas, pero no pueden hacerlo en su propio país.

“Las mujeres no pueden ser ordenadas aquí, pero nadie les impide hacer eso en el extranjero. Simplemente no pueden ser ordenadas por los monjes tailandeses, eso es todo”, dijo Narong Songarom, portavoz de la Oficina Nacional de Budismo.

En contraste, el país ubicado al este de la subregión del Sudeste Asiático cuenta con más de 250.000 monjes, en comparación con la poco más de 200 monjas. (I)

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Ordenación

Si bien el monasterio de Dhammananda ordena novicias, no puede hacer lo mismo con quienes buscan convertirse en monjas. Dicha ceremonia requeriría no solo 10 monjas femeninas, sino también 10 monjes varones, quienes no pueden participar por la ordenanza de 1928. Los esfuerzos realizados en el pasado para deshacer la orden de 1928 han sido inútiles. El Consejo Supremo de Sangha, el consejo de los principales monjes, la mantuvo oficialmente en las reuniones de 2002 y 2014.

Acefalía

Hay alrededor de 270 monjas budistas en Tailandia y todas fueron ordenadas en el extranjero. El monasterio alberga a siete de ellas.