"Hay fundadas sospechas de que estos accidentes navieros se repitan en el futuro". Así sentenció la Cámara Nacional de Pesquería respecto de la reconstrucción del puente basculante que une Guayaquil y la isla Santay. La estructura fue parcialmente afectada en octubre pasado cuando la embarcación Patricia chocó y derribó uno de los tramos, sin causar víctimas.

Sin embargo, la Cámara considera que ese accidente y otro similar ocurrido el pasado martes, "han demostrado el gravísimo error que fue proyectar y construir dicha obra". El puente fue inaugurado en 2014 y costó 14 millones de dólares.

"Los barcos pesqueros y en general todas las naves que navegan por el río Guayas pueden tener desperfectos en su maquinaria, lo que las pone a merced de la corriente, peligrando la vida humana y los bienes de los ecuatorianos", aseguró la entidad en un comunicado.

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Para la Cámara, basta con el puente -no basculante- que une a Durán y la isla Santay para "el tráfico normal de las personas".

El pasado martes, la corbeta Manabí tuvo un desperfecto mecánico en el sistema de propulsión, según la Armada Nacional, lo que ocasionó que fuera arrastrada por la corriente y golpeara la estructura del puente que se ubica a la altura de la calle El Oro, en el sur de la ciudad.

Los reparos de algunos especialistas a la ubicación del puente no son nuevos. Ya hace más de cuatro años, dirigentes de la Asociación de Prácticos de Guayaquil aconsejaron a la Dirección de Espacios Acuáticos que se lo construyera en otro lugar, por los riesgos para la navegabilidad en la zona donde hay al menos cinco muelles. (I)