Morfeo, rey del Sueño, ha sido secuestrado por medio de la magia oscura, encerrado y despojado de sus instrumentos mágicos. Débil y aletargado, espera un siglo hasta poder salir de su prisión de cristal y recuperar su estatus y su reino, que ha sido devastado por su ausencia.

Al ser uno de los siete Eternos, puede permitirse esperar un siglo, pero no por eso olvidará la ofensa. Entre sus rasgos más fuertes están su gran capacidad de apego, aunque reservada a pocas personas o seres, solo superada por su tendencia a guardar rencor y buscar retribución.

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Para eso, debe recobrar los símbolos de su poder. La bolsa de cuero llena de arena que usa para hacer soñar a los humanos, el yelmo con el que viaja a los diferentes reinos sin revelar su rostro, y el rubí que hace que los sueños se hagan realidad. Codiciables, ¿verdad? No en manos mortales, como se verá con el tiempo. Dos de estos elementos siguen en el mundo de la vigilia (nuestro mundo). Pero para tener de vuelta el otro, tendrá que ir al infierno y entrevistarse con el demonio.

Así se inicia la serie de 11 episodios, basada en los dos primeros tomos (Preludios y nocturnos y La casa de muñecas) de las novelas gráficas The Sandman, publicadas por DC Comics entre 1989 y 1996, y escritas por Neil Gaiman. Con esa misma introducción la imaginó el autor, cuando recibió la propuesta de revivir al personaje, con la condición de que lo recreara por completo, de cero. Todo lo que podía conservar era el nombre.

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Gaiman aprovechó la oportunidad para que su protagonista no fuese un superhéroe, ni tan siquiera un dios tradicional, sino un ser antiguo como el universo, y tomó para él la leyenda del Arenero, el duende que sopla arena en los ojos de la gente para inducirla a soñar o a tener pesadillas.

Solo que este no era, como en el folclore celta, un viejecito con un saco en la espalda. La primera imagen que vino a la mente del escritor fue la de un hombre joven, pálido, delgado y desnudo, prisionero en una celda diminuta, esperando a que sus captores murieran o que alguien, uno de sus súbditos o de sus familiares, lo liberaran.

En la adaptación de Netflix, el actor de teatro y de cine británico Tom Sturridge es el elegido para interpretar la indignación y soledad de Morfeo, así como la creciente sensación de que su existencia carece de propósito. Con su reino venido a menos y abandonado por sus vasallos y su prestigio empañado, se pregunta ¿para qué necesita la gente de los sueños? ¿Quién necesita de él?

Sin embargo, hay una realidad que no puede ignorar. Para los humanos, nuestros sueños ocurren en la mente, y la mente está ligada al resto de nosotros. El primer episodio tiene como título El sueño de los justos, una expresión que bien puede referirse a los que duermen con la conciencia tranquila o a una situación que ha quedado estancada, en el olvido. Mientras Morfeo estuvo atrapado, en la tierra se desató una epidemia de trastornos del sueño. Muchos no pueden dormir, otros se han convertido en sonámbulos y el resto no despierta. Por no hablar de las pesadillas que han quedado sueltas y no quieren volver a tener un amo.

Por supuesto, a Morfeo se le han dado enemigos a su altura. El primero en hacerlo caer es el hechicero Roderick Burgess, a través de un conjuro. Luego está su hijo, Alex Burgess, quien prolonga el cautiverio del rey del Sueño a más de un siglo. Además está la amante de Burgess, Ethel Cripps, que roba los instrumentos de Morfeo y los dispersa. Y la pesadilla llamada Corintio, que ha decidido rebelarse contra su creador para materializarse y ensañarse con los humanos.

No menos perturbador que ellos es el rey del infierno (la actriz Gwendoline Christie), Lucifer Estrella de la Mañana (referencia a Isaías 14,12, en la Biblia), quien no quiere desperdiciar la ocasión de humillar a uno de los Eternos. Gaiman ha estado a cargo de la producción ejecutiva, y se nota. Una de las escenas memorables del cómic está intacta, el duelo de transformación entre Lucifer y Morfeo, en el que ambos adoptan alternadamente una forma que se imponga sobre la otra, en el que el Arenero se arriesga a pasar la eternidad como esclavo en el Hades.

¿Cuál de aquellos es el mayor antagonista? Hay uno más a tener en cuenta, el que a ratos hace querer apartar la mirada de la pantalla, el hijo de Burgess y Cripps, John Dee (David Thewlis), último poseedor del rubí del Sueño, objeto que ha utilizado para distorsionar la realidad y asesinar impunemente, alterándolo para que nadie más pueda manejarlo. La mayor influencia de Dee, sin embargo, está en su habilidad para convencer y convencerse de que solo está buscando un mundo diferente, sin manipulaciones ni mentiras, ni siquiera en sueños. Un detalle, en el Universo DC, su identidad es la del Doctor Destino, enemigo de la Liga de la Justicia e interno de Arkham.

Tal como lo describió Gaiman, este Morfeo no encaja en el molde del superhéroe, a pesar de haber renacido en una firma y en una era cargada de ellos. Parece y dice actuar por un motivo mayor, por el bien del reino del Sueño y el mundo de la vigilia, pero le cuesta comprender o interesarse por los individuos. Aunque es sobrenatural, no puede recuperar su poder de golpe, sino que pasa un buen tiempo debilitado, superando pruebas, soportando humillaciones y recibiendo ayuda de criaturas, a sus ojos, insignificantes. Y aunque es un Eterno, no es totalmente indiferente ante la muerte. (De hecho, la conoce muy bien).

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No se puede esperar de Sandman la velocidad de una serie de acción, pues más allá de lo que solemos asociar con los cómics, es fantasía; la mayoría de los episodios tienen alrededor de 50 minutos, pero no impacientan. Netflix explica que es un título ‘siniestro’, y lo recomienda para mayores de 18 años; en este caso, está justificado.

Esta temporada de la serie cierra con un capítulo especial animado, El sueño de mil gatos, en el que prestan sus voces actores como James McAvoy, David Tennant y Sandra Oh. El episodio, reveló Gaiman, está escrito Caroline Smyth-Mcmullen, a quien conoció en una convención de cómics en 1998. “Era fan de Sandman a los 9 años. Nunca antes había conocido una (de esa edad). Creció para ser una asombrosa guionista”.

Además, en Spotify se pude escuchar un extra, las siete narraciones de Historias cortas para dormir, con la actuación de voz de Alejandro Orozco, Berenice Ruiz, Christian Strempler, Manuel Campuzano, Karina Altamirano y Xóchitl Ugarte. (E)