El séptimo y penúltimo episodio de la primera temporada de la miniserie derivada de Star Wars Ahsoka (¿habrá una segunda?) llegó esta semana a la plataforma de Disney+, en 46 minutos de acción y persecución, pero también de negociaciones diplomáticas, lo cual nos permitió ver de nuevo en pantalla a uno de los rostros más apreciados de la trilogía original.
Traer a personajes legendarios se ha vuelto tendencia en las últimas producciones de Lucasfilms; ya sabemos que para esta serie ha vuelto, al menos en un plano espiritual, Anakin Skywalker (Hayden Christensen), tal como era justo antes de su total caída al Lado Oscuro, cuando aun era el maestro de la adolescente Ahsoka Tano.
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Pues no fue una aparición fugaz, porque Anakin sigue presente; una vez que Ahsoka (la actriz Rosario Dawson) se ha reconciliado con la memoria de su maestro, y ha entrado en su fase blanca (por su nuevo color de ropa y por el momento de iluminación que ha tenido después de una experiencia cercana a la muerte), ha vuelto a entrenar usando las sesiones que este le dejó en grabaciones holográficas.
Ya en el sexto episodio sabíamos que parte del equipo de Rebels se reencontraría (Ahsoka, Sabine -Natasha Liu Bordizzo- y Ezra -Eman Esfandi-), aunque fuera en un planeta abandonado, en una galaxia muy, muy lejana, y bajo la amenaza de su viejo enemigo, el Gran Almirante Thrawn, a quien el actor Lars Mikkelsen ha descrito como un villano “suave como una anguila”, y de un grupo de personajes rescatados de la serie animada La guerra de los clones, en este caso, las Brujas de Dathomir.
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El episodio nos permite ver una vez más uno de los temas superiores de Star Wars, la relación entre maestro y aprendiz. Así como Anakin abandonó a Ahsoka para seguir sus propias ambiciones, Ahsoka abandonó a su padawan Sabine porque creía que no tenía derecho a ser maestra. Ahora vemos que esto ocurre también del otro lado, pues el excaballero Jedi Baylan Skoll (Ray Stevenson) también despide de forma sombría a su aprendiz Shin Hati (interpretada por la actriz ucraniana Ivanna Saknno, y uno de los personajes más populares de la nueva serie).
Pero Anakin Skywalker no es el único que resurge de las primeras películas. Unas breves escenas en la galaxia original, en los salones de la República, trae un nombre familiar, la senadora Leia Organa envía un mensaje para salvar a su amiga, la líder rebelde y ahora general Hera Syndulla (Mary Elizabeth Winstead). No, no veremos a la adorada princesa, pero sí a su representante, el droide C-3PO, en la voz del actor británico Anthony Daniels, miembro del elenco original.
El episodio Sueños y locura sirve también para mostrar el desprecio que cierta parte de los poderosos de la República siente hacia los rebeldes, hacia ciertas especies y hacia los droides, a los que considera meras máquinas sin criterio; cuando en Star Wars se hace evidente que no es así; quienes los programaron les dieron no solo gran capacidad de memoria, fuerza o análisis, sino también ciertos rasgos de personalidad y un rango de emociones humanas, como temor de ser destruidos, lealtad, sentido del humor e ira.
Anthony Daniels, quien tiene ya 77 años, aparece entre los créditos finales. Lo merece, ha estado en once películas de Star Wars: la trilogía de 1977-1983, la de 1995-2005, la película La guerra de los clones, la trilogía de 2015-2019, en Rogue One (2016) y en la serie animada La guerra de los clones (2003 y 2008-2013). (E)