“No tengas pena por mí. Lo peor aún no ha llegado, pero durará poco”. Así resume Marta su situación en la vida. Es huérfana, y toda su herencia consiste en una casa y una rara condición genética que pone en riesgo su vida constantemente: la mucoviscidosis.

Su entusiasmo por la vida es grande. Desde niña, su sueño ha sido casarse con el mayor galán del mundo, y ha celebrado bodas ficticias con múltiples celebridades del espectáculo y el deporte, de Zack Efron a David Beckham. Por tanto, opina, su novio en la vida real no puede ser cualquiera, tiene que pasar por sus altísimos estándares, pero la búsqueda en Tinder no ha dado buenos resultados.

Acompañada de sus mejores amigos, Federica y Jacobo, que vienen a ser como su familia y actúan a veces como hermanos, a veces como padres, Marta observa casi rigurosamente los cuidados, se salva de emergencias y acude a sus consultas de control, mientras una terapia tras otra se va suspendiendo, cuando se comprueba que no está funcionando.

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Marta recibe las noticias y las hace a un lado. De todas formas, tiene que seguir viviendo (¿cuánto tiempo?, es relativo, dice el médico). Se divierte cuando trabaja y cuando la persuaden de salir de la casa. Su táctica es buscar al chico más atractivo posible, porque si la van a rechazar, reflexiona, al menos tiene que haber valido el esfuerzo. Para lograrlo, no tiene reparos en usar su propia condición médica como argumento para conmover. Esta búsqueda de romance es, en realidad, lo que ella considera su verdadero trabajo y su motivación para seguir viva.

Así conoce a Arturo Selva, un joven atleta que está muy fuera de su liga (el título en inglés de la película es, literalmente, Out Of My League), y empieza a perseguirlo en secreto. Al ser descubierta por accidente, recibe para sorpresa de todos una invitación a cenar y empieza una relación sin decir nada sobre su frágil estado de salud.

¿Tal vez piensa que al hacerlo arruinaría su suerte? Puede que sí. Marta se considera fea, y cree que su atractivo está en su facilidad de palabra y en su osadía, así que las emplea sin miedo. Ludovica Francesconi, la joven actriz que interpreta a Marta, dice que la belleza es bastante relativa y subjetiva, y que su personaje no se ciñe a un estándar de belleza, sino que su encanto funciona porque es auténtica.

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Esta ha sido una experiencia vertiginosa para Ludovica (22 años), quien dice que está aún conmocionada por todos los estragos que le causó el 2020, por la velocidad de los acontecimientos y por la enorme relación de todo esto con su experiencia con Marta, quien está decidida a crear buenos momentos en el tiempo que le quede de vida.

“Ella me sorprendió mucho, porque no esperas que la gente que tiene ese pasado (orfandad, enfermedad) se comporte así”. ¿Cómo? “Tan osada, tan fuerte, tan precisa en sus deseos de comerse el mundo. Yo solía ser una de esas personas que tienden a subestimarse al enfrentar un desafío. Aunque estuviera muy determinada, siempre una parte de mí decía: ‘Pon los pies en la tierra’. Lo cual está bien, pero lo usaba demasiado, para evitar decepcionarme ante mis expectativas. Marta me enseñó a no preocuparme por eso; que está bien, lo que sea que pase, ponte de pie y da cara al mundo”, reveló a The Italian Rêve.

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Su compañero de reparto, Giuseppe Maggio (Arturo), espera que la película ayude a superar los estereotipos enfatizados por las redes sociales. “La belleza es la aceptación de uno mismo. Cuando uno se arriesga a ser auténtico es bello”.

En el mejor momento (Sul più bello, 2020) está dirigido por Alice Filippi, y estuvo nominado en dos categorías (mejor comedia, mejor canción) al premio cinematográfico Nastro d’argento 2021. El filme está basado en la novela de la actriz Eleonora Gaggero, quien aún no cumple 20 años pero ya tiene cinco títulos publicados, el primero de ellos en 2017.