La crítica de los especialistas para la película Neruda (2016) fue positiva. Que además recibió varias nominaciones, entre ellas, a mejor película de habla no inglesa en los Globos de Oro y en los Critic’s Choice Awards. También fue candidata a mejor película, director, actor, música y guion en los Premios Platino y en los Premios Forqué a mejor película latinoamericana.
En la cinta, dirigida por el cineasta Pablo Larraín, se abordan los acontecimientos del senador y escritor Pablo Neruda, quien acusa al Gobierno de esa época (1948) de “traicionar a los comunistas en el Congreso”, y como respuesta ordenaron su captura. Ante esa situación, Neruda huye del país junto con su esposa y durante ese trayecto él empieza a escribir Canto general.
“Una película improbable, a menudo surrealista e increíblemente entretenida (...). Vertiginosamente construida y llena de más vida y significado que la mayoría de los biopics ‘auténticos’, es un riesgo que merece la pena asumir”, dijo Benjamin Lee, de The Guardian.
Publicidad
“Las sorpresas siempre llegan al fin de las películas de Pablo Larraín (...). Neruda no es distinta y presenta al director en su impresionante mejor momento, con un trabajo de tanta inteligencia y belleza (...) que es difícil saber cómo repartir las alabanzas”, comentó Jay Weissberg, de Variety.
“En ocasiones (Neruda) es más juguetona que reveladora, pero también es una reflexión bellamente realizada y valientemente idiosincrática sobre un gran artista cuyo compromiso político fue un anatema”, señaló David Rooney, de The Hollywood Reporter.
En esta película de 107 minutos hacen parte del elenco los actores Luis Gnecco, quien da vida a Pablo Neruda, y Gael García Bernal, quien es Óscar Peluchoneau, entre otros.
Publicidad
“En primer lugar, me interesó porque la propuesta venía de una familia fílmica que yo ya conozco, que es la de Pablo (Larraín)”, dijo García Bernal en una entrevista con La Tercera.
“Lo que me gustó es que plantea algo muy especial y que ya no existe más: que la política necesitaba de los artistas. Tras los pasados coloniales de nuestros países, muchos se reinventaban a través de sus nacientes democracias, pero también a partir de sus escritores, de su poesía. Hoy todo el mundo ve sospechosamente que la política se mezcle con el arte, cuando a fin de cuentas todo es político. En la primera mitad del siglo XX, no se planteaba esta división. Estar comprometido con una causa era normal. Ahora no. Es más, a uno le dicen que no se meta en política porque significa quemarse, autodestruirse”, agregó. (I)