Este lunes se sintió la energía navideña en las cocinas de MasterChef. El elenco ingresó al set cantando El burrito sabanero y vestidos para la ocasión, tanto así que el concursante quiteño Raúl Calle sacó la cara por el equipo vistiéndose de Papá Noel. En unas breves palabras con la presentadora, Érika Vélez, los participantes y los jueces compartieron un poco cómo son sus navidades.
Por su parte, la cocinera Alexandra Torres dijo que hace siete años no les da regalo a sus hijos, pues ese dinero decidió destinarlo a personas que “más lo necesitan”. Por otra parte, la chef Carolina Sánchez hizo mención a sus dos hogares: Cuenca, donde recuerda la Navidad en casa de su abuela, destacando los regalos para los nietos como su mayor recuerdo; y Logroño, ciudad en la que se ha desenvuelto profesionalmente y en donde las navidades se basan más en la comida que en los villancicos o las fiestas.
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Claramente, el reto de caja misteriosa tenía que evocar la temática, por lo que se enfocó en elaborar un plato de autor que transportara a los presentes a momentos navideños buenos de su infancia. “Las cosas que funcionan en la cocina son porque tienen una memoria gustativa, una historia detrás”, dijo el chef Jorge Rausch, incentivando a los participantes a preparar platos tradicionales de comida navideña que les recordaran su hogar.
En medio de la preparación, la chef Caro interrumpió a los cocineros y dijo: “Ya que estamos tan festivos, queremos que se siga sintiendo ese espíritu navideño de compartir, de brindar; y por eso queremos que, además del plato que les hemos pedido, nos hagan una bebida navideña”, para lo cual les obsequió quince minutos más a los participantes para acabar su menú.
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“Yo no tengo recetas familiares ni tradicionales; tampoco tengo cenas con familia”, le dijo Sara Arana al chef Rausch, por lo que decidió optar por una chocolatada, su único recuerdo de Navidad con su mamá.
Muchos de los participantes se pusieron sentimentales en este reto, ya que los platos les hicieron recordar momentos buenos de su pasado junto con sus familias. Tanto Sara como Johjan Valladares y Nicolás León lloraron mientras les explicaban sus platos a los jueces.
Al final, este reto creativo puso a dos de las concursantes a competir por el pin del chef en el próximo episodio. Alexandra y Sol Vargas convencieron a los jueces con sus técnicas y sus sabores. La chef Caro lanzó la broma de que pasaría por sus casas en Navidad para poder deleitarse de nuevo con los platos que presentaron. Las dos concursantes se ganaron la oportunidad de competir por el dichoso pin, además de conseguir $ 500, regalo del Banco Pichincha. (E)