Han pasado casi diez años desde que se detonó la tragedia para Mateo Vidal.

Una década debe haber sido suficiente para cargar con un crimen que no deseó cometer, por lo que ahora puede vivir una existencia lo más parecida a la felicidad. O eso cree.

Desde que su pareja Olivia se marchó a un viaje de negocios, Mat empieza a recibir mensajes misteriosos en su teléfono, a la vez que lo están persiguiendo adonde se dirija. Tal vez ese crimen del pasado no ha sido resarcido como sus víctimas esperaban, porque a pesar de haber cumplido condena, no es mucho lo que este joven abogado puede hacer para regresar a la vida al muchacho que por accidente asesinó en una riña, afuera de una discoteca, exactamente hace diez años. Tampoco para interpretar los mensajes de su novia, quien resulta no estar hospedada donde dijo que lo haría al partir a su cita de trabajo.

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Mientras tanto, una monja de un internado se suicida saltando de una ventana. Lo primero que descubre la inspectora Ortiz en esta investigación es una llamada telefónica desde la casa de la cuñada de Mat, hecha la misma noche que él cuidaba de sus sobrinos. Para todos, lo más probable es que el exconvicto esté relacionado con esta muerte.

¿Cuántos accidentes del destino le tocan a Vidal en esta vida? Es lo mismo que se pregunta el personaje encarnado por el reconocido actor coruñés Mario Casas en la miniserie española El inocente, que Netflix estrenó en abril de este año y que seis meses después coquetea en el Top Ten de esa plataforma con las popularísimas El juego del calamar y Sexeducation.

Se trata de la adaptación de la novela homónima (The innocent, en inglés) escrita por el autor estadounidense Harlan Coben, con la dirección de Oriol Paulo, el maestro del suspenso español.

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Al igual que este protagonista, por casi el mismo número de años Paulo viene demostrando que es un experto en entregarnos thrillers inquietantes, capaz de desconcertarnos hasta el último minuto, cuando solo resta por ver un final que supuestamente debería ser 100 % feliz.

Oriol se dio a conocer como coguionista de Los ojos de Julia (2010), un filme de horror psicológico con Belén Rueda, experiencia que luego lo llevó a escribir y dirigir sus propios ‘horrores’. Los suyos más bien son relatos de suspenso con inclinación policíaca, algo que no ocurrió con Julia, pero que se puede constatar en sus otros títulos, todos disponibles en Netflix: El cuerpo (2012, también con Rueda); Secuestro (2016); Contratiempo (2017, otra vez con Casas); y Durante la tormenta (2018), donde participa Chino Darín, el hijo de la estrella argentina Ricardo Darín.

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Estas tramas coinciden con la reorganización de los hechos no resueltos o malinterpretados en el pasado, donde siempre hay un homicidio de por medio, que se van aclarando en giros inesperados.

Paulo sabe que escribir suspenso debe ser complejo, para no repetir la fórmula que mantiene impredecible el desenlace de esas historias. En esta ocasión, cada capítulo de esta miniserie (son 8, con una duración aproximada de 50 minutos) es narrado por los protagonistas, quienes van ilustrando las motivaciones o los errores que originaron los conflictos de El inocente. (E)