Un postre que flota sobre su plato, un pastel de tres pisos que brilla en la oscuridad o dulces con una decoración deforme al que agregaron sal en lugar de azúcar. Los divertidos espectáculos que puede ofrecer un show de cocina resultan impredecibles y mantienen a la audiencia cautivada episodio tras episodio, al tiempo que se encariñan y llena de admiración por el exigente jurado, muchos de ellos talentosos chefs.